Para los psicólogos de la CIA, como el doctor Walter C. Langer, Hitler era un maniaco depravado, con gustos sexuales nauseabundos y practicaba actos sexuales perversos en los que obligaba a practicar incluso a su propia sobrina Geli Raubal; además de ser coprófilo (se excitaba sexualmente a través de las heces fecales).

Médicos e historiadores han escrito e investigado sus comportamientos tratando de conocer y llegar a entender algo más sobre la extraña, misteriosa, controvertida y narcisista personalidad del líder nazi. Para los estudiosos, sus fantasías sexuales habrían estado unidas a los rituales mágicos, su gran pasión, habiendo participado en rituales sadomasoquistas.

Poco tiempo después de haber mantenido este tipo de relaciones sexuales, Geli Raubal, fue encontrada muerta a causa de un disparo emitido desde la pistola del Fuhrer; según la policía alemana fue un suicidio. Previamente había confesado haber posado desnuda para su tío o haberse colocado a cuadrupedia para que la golpeara con una fusta y justo antes de su muerte se rumoreaba que pudiera estar embarazada.

Pero no fue la única, una gran mayoría de las mujeres con las que Hitler mantuvo relación acabaron con problemas psicológicos e incluso intentaron o consiguieron suicidarse como en los casos de Renee Müller, Eva Braun o Unity Mitford.

El comportamiento sexual del dictador dependía del tipo de mujer con que tratase; se sometía a las mujeres de una clase social alta, por ejemplo, con Renee Müller era él quien pedía ser literalmente pateado.

En cambio, sometía a su voluntad y dominaba anal y sádicamente a las que pertenecían a un nivel más bajo, siendo este último tipo de mujeres las que más frecuentaba.

Como desveló su médico de familia, Theo Morell, Adolf Hitler tomaba hasta 74 sustancias para combatir su complejo de inferioridad y ser capaz de superar la caída del Tercer Reich.

Además consumía cocaína, metanfetaminas, testosterona y otras sustancias con el único fin de mejorar su rendimiento sexual.

Para el excéntrico y cruel Hitler el placer sexual residía en la asimetría de poder. La excitación en la dominación, la autoridad y la obediencia potenciando toda su perversión a través de drogas. A pesar de haberse dicho que Hitler podría también haber mantenido relaciones homosexuales no hay ningún datos que lo demuestre.

El comportamiento sexual oscuro y profundamente perturbador revela sus patologías psiquiátricas que ya quedan demostradas por los actos de terror del líder e ideólogo del régimen fascista en Alemania entre 1933 y 1945.