Un pedazo de piedra caliza (ostracón) inscrito con una antigua lista de palabras egipcias del siglo XV a. C., ha resultado ser el abecedario más antiguo del mundo conocido hasta ahora. Las palabras fueron dispuestas de acuerdo con sus sonidos iniciales y el orden seguido se corresponde con el mismo que todavía se conoce en la actualidad.
El descubrimiento ha sido realizado por Ben Haring, un egiptólogo holandés de la Universidad de Leiden, financiado por unos fondos de libre competencia de Humanidades y ha sido publicado en la edición de octubre de la “Revista de Estudios del Cercano Oriente”.
El orden establecido no se corresponde con el ABC de los alfabetos occidentales modernos, pero sí con el Halaḥam (HLḤM) del orden conocido del Antiguo Egipto, del Antiguo Arábigo y de los guiones etíopes clásicos. Tanto el ABC como el HLḤM se utilizaban en la zona de la actual Siria en el siglo XIII a. C. De hecho, las tablillas cuneiformes que se han encontrado en el sitio arqueológico de la antigua Ugarit muestran ambas secuencias.
En aquel entonces, el ABC era todavía '-b-g ('aleph-bet-Gimel). Esta secuencia se vio favorecida por los fenicios, que se la pasaron a los griegos junto con su propio alfabeto. Así el a-b-g encontró su camino hacia los alfabetos posteriores inspirados por los griegos y los latinos.
El ostracón en cuestión fue encontrado hace más de veinte años por el egiptólogo británico Nigel Strudwick en una antigua tumba egipcia, cerca de Luxor. El texto que contenía nunca se había llegado a entender, hasta que finalmente ha sido descifrado por Ben Haring durante el desarrollo de un proyecto de investigación sobre marcas de identidad del antiguo Egipto.
Los trabajos han sido financiados por la Organización Holandesa para la Investigación Científica (NWO).
El texto del ostracón es una lista incompleta de palabras escritas en hierático, la escritura cursiva utilizada en el antiguo Egipto hace unos 3000 años. A la izquierda hay una columna de signos individuales que parecen ser abreviaturas de las palabras.
Es muy posible que incluso fueran las consonantes iniciales de las palabras y, por tanto, se tratara de los signos alfabéticos.
La escritura hierática y la escritura jeroglífica no eran alfabetos por sí mismas. Sin embargo, las escrituras del Antiguo Egipto jugaron un papel importante en las etapas más tempranas del alfabeto que hoy conocemos.
Las inscripciones en el desierto del Sinaí y en el sur de Egipto muestran signos de haber contenido los primeros caracteres alfabéticos conocidos, y la forma de muchos de estos caracteres fueron claramente inspirados por los jeroglíficos egipcios.
La mayoría de estas inscripciones se resisten a ser descifradas todavía. No obstante, la identificación de algunos de los caracteres de la lista de palabras del ostracón del siglo XV a. C. por parte de Haring, puede ser la llave para una posible reconstrucción de la historia del alfabeto más antiguo.