De los personajes icónicos también se sale, y si no, que se lo digan a Sean Connery, que después de bordar a James Bond consiguió hacerse célebre por interpretar al padre de Indiana Jones, protagonizar El nombre de la rosa o ganar un merecido Oscar por Los intocables de Elliot Ness, o Elijah Wood, quien tras ser el Frodo de la trilogía El Señor de los Anillos se está labrando una sólida carrera llena de títulos de factura independiente.
Siguiendo los pasos de ambos, en un punto más bien intermedio entre lo comercial y lo minoritario, se halla otro niño prodigio que creció ante nuestros ojos con la imagen de Harry Potter, el huérfano aprendiz de mago en la escuela Hogwarts, personaje creado por la escritora J.
K. Rowling que fue y sigue siendo un puntal de la literatura infantil y juvenil.
Daniel Radcliffe tenía 11 años cuando empezó a rodar la saga, que concluyó en 2011 con la segunda parte de Las reliquias de la muerte, pero para entonces muchos ya sabían que Daniel seguiría por el buen camino de encontrar papeles capaces de probar su valía, porque ya en 2007 recibió todo tipo de halagos por su interpretación en Equus, texto de Peter Shaffer que llevó a cabo en las tablas londinenses, no sin polémica debido al desnudo integral que no tuvo miedo a mostrar.
No sería esa la única obra de teatro que Daniel interpretaría, porque también se encargó de El cojo de Inishmaan, de Martin McDonagh, autor responsable de Siete psicópatas, pero es que en Cine tampoco lo ha hecho mal y ni un solo pero puede ponérsele a las películas que ha escogido para dejar a Harry Potter atrás.
La mujer de negro, uno de los mejores títulos del género de terror reciente, lo tenía a él de protagonista, y el joven actor atemorizaba al público atravesando los pasillos de una casa que no auguraba nada bueno. La película gustó, pero él mucho más, y se apuntó otro tanto en su emergente nueva vida.
El giro llegaría después, con Amigos de más, una comedia sorprendente, de amores prohibidos y amistades que duelen, perdidas en la búsqueda de la materialización de aquello que se quiere lograr porque lo que se siente no permite un paso atrás.
Cine romántico envuelto en una comedia eficaz pero sin olvidar la mirada a la vida real, esa que nos avisa continuamente acerca de que lo asegurado por el celuloide no siempre responde a lo que suele pasar.
Y ahora Daniel estrena Horns, lo último de Alexandre Aja, uno de los maestros del terror contemporáneo. Adaptación de la novela de Joe Hill, Horns es ya un film de culto y el actor logra en él una nueva hazaña al pasarse buena parte de la cinta con los cuernos que el relato le exige a su personaje.
Lo que está claro es que Radcliffe no se ha acomodado, sigue buscando retos con los que obtener las más altas puntuaciones de aquellos que en su día empezaron a admirarlo y lo ha conseguido también de quienes no confiaban en que el pequeño Potter llegara lejos sin necesidad de usar la varita mágica.