Más que dinero fue laemoción, que un actor como Charlton Heston estuviese en su pequeño pueblo vallisoletano.De hecho, a los de la zona como a él le pagaron 100 pesetas mientras que a losestudiantes que trajeron de Valladolid les pagaron 300. Aunque de eso –“que nosengañaron” – se enteraron después. Así lo recuerdan Esteban Lorenzo y LeonorPuerta, dos vecinos de Torrelobatón, un pequeño pueblo perteneciente a laprovincia de Valladolid, que fue escenario en 1961 de la película El Cid. Aquelrodaje fue un gran acontecimiento para los lugareños que aún hoy en día, más demedio siglo después, siguen recordando, sobre todo ellas, lo “rubio, alto yguapo” que era el actor llegado de Hollywood.

Son esas anécdotas las que hanllamado la atención a Pedro Estepa y Elena Ferrándiz, dos jóvenes cineastas confamilia residente en la zona que tras años escuchando la ‘batalla’, decidieronrecoger los testimonios. Al principio, la idea era rodar un cortometraje pero amedida que grababan material e hicieron labores de preproducción se dieroncuenta de que había mucha información. Fue entonces cuando la idea desembocó engrabar un largometraje de corte documental, al que han llamado Bienvenido Mr. Heston, un homenaje a Berlanga pero sobre todo al mítico actor.

“Al principio solo íbamos agrabar a los vecinos, pero la historia creció”, explica Ferrándiz, quiendestaca que “más que sobre la película en sí, el documental trata los tres díasde rodaje en Torrelobatón”.

“Nos pareció una buena historia y así surgió todo.Han pasado más de cincuenta años y muchos son ya muy mayores pero la acogidafue muy buena, han participado muchos vecinos del pueblo y la experiencia hasido muy buena”, añade la directora.

De hecho, además de conversarcon más de sesenta aldeanos, han conseguido entrevistar a Fraser C.

Heston,hijo de Charlton Heston, que también es cineasta. “El documental es un homenajea su padre, él era el conocido, quien resultaba llamativo para la gente delpueblo”, anota. “Las palabras del hijo, que también estuvo en el pueblo duranteel rodaje, sirven para contrarrestar la visión que tenían de el actor los delpueblo, la que se sigue teniendo incluso ahora.

Era una imagen muy mitificadaque choca con lo cercano que era, una persona humilde, sencilla, que si sobrabaalgo del catering se lo llevaba paracomer en su casa; es la diferencia entre cómo lo veía la gente del pueblo y cómoera en realidad, que le gustaba, por ejemplo, hacer fotografías”.

El rodaje del documental seha hecho durante cuatro fines de semana más algún día suelto para toma derecursos y son de esas anécdotas de lo que más ha disfrutado todo el equipo.

Esteban Lorenzo y LeonorPuerta son dos de esos vecinos que han contado sus anécdotas, recuerdos comolos trajes. “Yo iba vestido de moro, otros de militares, y estaba casi detrásde Charlton Heston, que estaba en el puente. Nosotros estábamos detrás y otros entraban diciendo ‘mátale, mátale’.En la película se ve bastante del pueblo y fue una experiencia”, recuerda elvecino.