El primer relato es la tragedia que provocó de la muerte de Baldr, hijo de Odín, príncipe de los dioses. Era el más amado, el más hermoso y representaba la juventud. Baldr, era invulnerable porque todos los elementos del Universo habían jurado no hacerle daño, pero, se habían olvidado de prestar juramento a una planta muy humilde: el muérdago. Era quizás una plantita demasiado pequeña para temerle, pero Loki, el de las maldades, fabricó con el muérdago una flecha y se la entregó al ingenuo Höðr que era un dios ciego habitante del Asgard. Éste un día aburrido y más que nada animado por Loki, tomo la pequeña flecha y se la lanzó al dios, y para sorpresa y consternación de todos los dioses, Baldr cayó muerto.
Cuando sus padres, Frigg y Odin, vieron a su hijo muerto, imploraron a los dioses que fueran hasta Helgeim, la tierra de Hela, la diosa del infierno, a pedirle que liberara a Baldr . Pero el camino al infierno era muy difícil y nadie quería recorrerlo, finalmente Frigg, dijo: al que se atreviera a ir hasta el infierno a pedir por su hijo, tendría como recompensa que iba a ser amado por encima de todos. Esta sí que es una excelente recompensa. Hermod, mostro su disposición para hacer el viaje y Odin le prestó el famoso caballo de 8 patas, Sleipnir.
Odin, puso el cuerpo de Baldr, en una barca en la orilla del mar como hacían los vikins, los dioses saludaron uno a uno al dios muerto y la novia de Baldr; Nanna, se le rompió el corazón cuando fue a besarlo y murió junto a él.
Nadie tenía mucha esperanza en que Hermod, tuviera suerte en el viaje al infierno. Sin embargo llegó en 9 días. Las puertas del infierno estaban custodiadas por el perro Garmrbr, dentro de la puerta se oía hervir la gran caldera, y el correr de ríos donde flotaban millones de espadas. Al fondo se encontraba el horrible palacio del Hel.
En los mitos nórdicos, la manera de salvar el alma, no es por intermedio de la piedad, ni la fe, ni la caridad, sino haber participado en batalla, incluso aquellos que no podían participar en una batalla, optaban por cortarse con sus lanzas o incluso se suicidaban, para así terminar en la morada de los dioses que era el Valhala y a donde solo entraban los guerreros.
Hermond , encontró a Baldr y a Nanna, y les informó que venían a rescatarlos. La diosa del infierno escucho la conversación, y entonces dijo que permitiría que la pareja se marchara, a condición de que todas las cosas animadas e inanimadas del mundo, lloraran por Baldr.
Esa condición llenó de esperanza a todos los dioses, porque la naturaleza lamentaba la perdida de Baldr, y seguramente no había nada en la creación que negara el tributo de una lágrima.
Enviaron mensajes para que todo el mundo llorara. Caían lágrimas de las piedras, los metales, árboles, etc. hasta el agua consiguió hacer visible su llanto. En el camino de regreso al Asgard, encontraron a una giganta, que los mitógrafos dicen que era Loki disfrazado, cuando se le pidió que derramara una lágrima, ella se burlo y dijo que nada caería de sus ojos y que a ella poco le importaba que Barld y su amada siguieran en el infierno para siempre.
Cuando los dioses supieron que por una sola lágrima negada Baldr y su amada, jamás iban a regresar a la morada de los dioses se entristecieron mucho.
Es una historia impresionante, porque seguramente muchos de nosotros estamos en el infierno por culpa de una lágrima que se nos negó. Como alguien malvado, puede tener en sus manos, el destino de la persona más noble. Seguramente recordemos en nuestra vida situaciones que nos han hecho vivir en el infierno por culpa de una insignificante persona pero que hizo que nuestra vida cayera en un pozo.
El otro episodio, que también Loki está metido, pero ya veremos cómo ésta vez no le salieron tan bien las cosas.
Los dioses no estaban del todo seguros en el Asgard y sentían temor que los gigantes treparan hasta las moradas celestes por lo que decidieron construir una fortaleza, una muralla.
Apareció un desconocido, que trajo una oferta para llevar a cabo la obra, les dijo que haría una muralla inexpugnable, y pidió a cambio, el sol, la luna y a Freya, que es la diosa de la juventud y la belleza. La oferta era desmedida, y los dioses dijeron que se podía ir, pero aparece Loki y le dice a los dioses, que lo contraten pero que le hagan alguna trampa para que no pueda cumplir con la obra a tiempo.
El constructor desconocido, era en realidad el gigante Hrimthursar, el más poderoso mago y enemigo de los dioses, sus poderes eran tan notables que se presentó como un humano y engañó a los dioses del Asgard.
El gigante Hrimthursar, comenzó a trabajar, y en 6 meses la había casi terminado, solo había traído un caballo para ayudarlo, pero como él era mago, la construcción de la fortaleza avanzaba rápidamente.
El último día faltaba solo una puerta. Los dioses, preocupados por tener que pagar la recompensa, llamaron a Loki, para que arregle el problema que se avecinaba.
La astucia de Loki estuvo a la altura de la situación. Esperó hasta el anochecer del último día, y vio al caballo del gigante, llamado Svaðilfari, y en ese momento Loki se convirtió a sí mismo en una yegua,( para eso era un dios). Cuenta la leyenda que Loki relincho de forma tan excitante que Svaðilfari, largó el bloque de piedra y salió corriendo tras la yegua. El gigante, lo llamó a los gritos, pero su caballo estaba prendido de la lujuriosa yegua. Loki aprovechó y siguió corriendo más y más lejos hasta las profundidades del bosque.
Galopó tanto que llego el amanecer, y entonces el plazo para terminar la muralla no se cumplió. Loki se puso muy jubiloso por el éxito de su plan, detuvo su marcha, pero al detenerse fue embestido por el caballo Svaðilfari.
La historia termina con muchos finales, por un lado el gigante se vio engañado por los dioses y estaba a punto de desatar su violencia cuando apareció Thor, y lo mató con su famoso martillo. Por otro lado Loki, fue reprendido por su falta de criterio, pero no lo castigaron, porque ya había sido suficientemente castigado…En uno de esos nacimientos milagrosos que hablan los mitos, Loki dio a luz un caballo de 8 patas, y este caballo fue el famoso Sleipnir, que se convirtió en la monta preferida del dios Odin.
Les podría decir que la enseñanza que nos deja esta leyenda es que no creas en los dioses que también engañan, pero lo que si les digo es que si un día cometes una travesura y tienes que salir corriendo… ¡sigue corriendo y no te detengas!