El Tao es la fuente de donde aflora el Tao del amor. Lao-tse reunió sus filosofías en su libro Tao te-king, un libro pequeño que ha sido traducido a muchos idiomas y ha sido mal interpretado por cada traductor. Por ejemplo, la práctica del tantrismo deriva del Tao del amor pero no es lo mismo. La forma india de amar es ritualista y está unida a su religión, mientras que el Tao del amor es una rama importante en la medicina china.

Los antiguos sabios y médicos chinos estudiaban y discutían las prácticas sexuales de la misma forma como lo han hechos Master, Johnson y Kinsey.

Y muchas de las conclusiones de los chinos ancestrales han sido confirmadas por la ciencia moderna

Yin y Yang

En el taoísmo el hombre representa la fuerza masculina Yang, es más voluble, más activo y rápido que la mujer, que representa la fuerza femenina, el Yin, es más placida, sus movimientos más sosegados, pero a la larga más fuerte.

El fuego pertenece al Yang y a pesar de que se activa con facilidad, es consumido por el agua, una fuerza Yin. Todas las fuerzas se complementan por pares opuestos. Tierra-Cielo, Sol-Luna, Empujar-Tirar, etc. El Yin y el Yang aunque son energías separadas, forman parte de la misma y ultima unidad y por ello son necesarias la una a la otra.

El Tao nos ofrece buenas razones para que cambiemos algunas de nuestras ideas acerca del amor.

Los pupilos del Tao del amor no separan amor y sexo.

El amar es una dicha y el éxtasis de dos cuerpos y almas unidos y entrelazados. El sexo puede ser alegre, pero solo el amar constituye un verdadero deleite.

El sexo sin el amor es algo frustrante, simplemente una función biológica, carente de la energía del Yin y del Yang, la cual nos brinda el calor, el sentimiento y la armonía mutua que todos necesitamos.