La autoestima es el sentimiento que acompaña a la valoración que hacemos de nosotros mismos. Algunos de los factores que, dependiendo de cada uno, podemos valorar son:
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Habilidad para relacionarnos con los demás.
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Apariencia física.
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Rasgos del carácter.
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Capacidad intelectual.
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Las cosas materiales que poseemos.
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La satisfacción en la vida cotidiana.
La autoestima tiene relación con la inteligencia emocional. La inteligencia emocional, de la que habla el conocido autor Daniel Goleman, es muy importante porque en tiempos de dificultades se traduce en la habilidad de controlar los impulsos, tolerar la frustración, motivarse a sí mismo, comprender a los demás y mantener el equilibrio en las épocas de cambios.
En la década de 1970 se descubrió que las endorfinas, llamadas "las hormonas de la felicidad", suponen una verdadera revolución en el tratamiento de patologías mentales y otros estados emocionales, como la depresión.
El principal causante de esta angustia es el estrés emocional que daña el cerebro si se produce de forma continuada. El estrés mata el cerebro.
Los parados tienen una alta predisposición de sufrir estrés emocional. Por la insatisfacción que sufren al no encontrar trabajo pueden llegar a padecer depresión, por ejemplo. Al igual que las personas que por su situación no tienen suficiente poder adquisitivo para sobrellevar el día a día.
Debemos intentar tener ánimo, fortaleza, paciencia,… por encima de cualquier dificultad para evitar el malestar con uno mismo y con los demás.
Si esto no es posible con nuestros medios, es aconsejable acudir a un especialista, psicólogo o psiquiatra, para que nos ayude.