Una niña de un año murió y su hermana de dos años resultó herida después de que otro niño de ocho años les disparara accidentalmente en un motel de Florida, Estados Unidos. Los detalles del incidente, que ocurrió el domingo, solo fueron revelados hoy por el alguacil Chip Simmons del condado de Escambia, al noroeste del estado.

El niño jugaba con el arma de su padre

El alguacil informó que el padre del niño había dejado su arma dentro de un armario en la habitación del motel. El hijo, tras encontrarla, hizo un disparo que mató a la bebé de un año e hirió a su hermanita, quien no corre peligro de vida.

El padre del niño, de nombre Roderick Randall, fue detenido y acusado de negligencia y posesión ilegal de armas de fuego, ya que no contaba con la correspondiente licencia. También, se lo acusa de ocultamiento de pruebas, ya que el hombre intentó hacer desaparecer el arma.

Esta tragedia viene a engrosar el historial de tan lamentablemente comunes hechos en un país inundado de armas de fuego. Roderick Randall se había reunido con su novia en un motel de Pensacola, en el noroeste del estado de Florida. Había llevado a su hijo, un niño de ocho años, mientras que su novia estaba con sus Niños mellizos de dos años y su bebé de un año.

El hombre intentó esconder el arma

En un momento, Randall salió y dejó su arma en un armario, según informó el alguacil Chip Simmons durante una conferencia de prensa.

El hombre pensó que era un sitio seguro, pero el niño la encontró y comenzó a jugar con el arma mientras su padre estaba ausente y su novia dormía. ”La bala atraviesa y mata al bebé e impacta a uno de los mellizos de dos años, está herida pero se espera que se recupere", lamentó el alguacil.

Cuando el padre regresó, sacó de la habitación el arma y una sustancia no identificada, que podría ser ilegal, antes de que llegara la policía.

Son cientos las muertes accidentales en un país plagada de armas de fuego

El hombre tiene prohibida la portación de armas porque es un delincuente que ya fue condenado catorce veces y había sido liberado tras pagar una fianza de 41.000 dólares. Chip Simmons sostiene entonces, que no solo Randall no debería haber tenido un arma, sino que además no la guardó de forma segura y su imprudencia provocó la muerte de una bebé y la herida de una niña de dos años a manos de su hijo de ocho.

La ONG Everytown For Gun Safety lamenta la cantidad de niños que tienen acceso a las armas en los Estados Unidos, encontradas sin seguro y accesibles, dejadas irresponsablemente por adultos y que sin querer disparan contra sí mismos u otras personas. Son cientas las muertes por año a causa de estos “disparos no queridos” o accidentales: un promedio de 350.