Desde que el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, oficializó la cuarentena por coronavirus en la nación sudamericana, muchas regulaciones se implementaron a fin de evitar la propagación de la enfermedad, una de ellas fue la suspensión del servicio de transporte público entre estados e incluso entre municipios, obligando a una paralización forzosa en todo el territorio nacional
Sin embargo, a principios del mes de junio el gobierno dio a conocer un plan para volver paulatinamente a la normalidad sin tener tantos contagios por COVID-19 llamado “Plan de Flexibilización 7x7” el cual consiste en que durante una semana no haya restricciones y vuelva a la apertura de la economía por zonas geográficas y a la siguiente volver al confinamiento.
Esta dinámica ha generado un importante alza en los boletos en el transporte público y otros servicios.
Precios similares a boletos de aviones
Las empresas de viajes y transportes, además de personas que se dedican a este rubro por su propia cuenta se han visto afectados en gran medida por la pandemia y las regulaciones y han encontrado en este nuevo plan de flexibilización una salvación para su economía; sin embargo, estos precios ahora son inalcanzables para muchos usuarios.
Por ejemplo, viajar desde Maracaibo, segunda ciudad de importancia en Venezuela, hasta Caracas y cuya distancia es de 696 km, el pasaje se ubica en 230 dólares. Lo que significa que viajar internamente en Venezuela resulta 50 dólares más costoso que viajar a Miami saliendo desde Aruba o alguna ciudad caribeña de Colombia.
Entre tanto, viajar desde la capital hacia otras ciudades como Valencia o Barquisimeto, que no supera la distancia de 400 km, el costo varia desde 160 a 185 dólares.
Por otro lado, el valor del pasaje urbano, aquel recorrido que hace el autobús sin salir de la ciudad, también experimentó variaciones y según la última resolución del ejecutivo nacional el aumento fue superior al 100%, aunque en algunas regiones del país supera ese porcentaje.
Aumento de dificultades para viajar en Venezuela
No solo las regulaciones generadas por la pandemia dificultan el servicio de transporte entre estados en Venezuela, también hay que agregar a la escasez de combustible, que atraviesa al país y que en promedio se demora hasta 36 horas en una fila para cargar gasolina. Además de la falta de combustible también se suma la escasez de repuestos en el parque automotor y elevados precios de estos productos que hacen que los constantes aumentos de tarifa sean habituales.
Por si no fuese suficiente, también existen problemas de seguridad en las vías regionales de Venezuela, actualmente existen una gran cantidad de bandas armadas, autodenominadas “piratas de carreteras” que se ubican en diferentes puntos de la ruta y obligan a detener a los autobuses para robar las pertenencias de los pasajeros. Lo que complica aún más el panorama, no solo de quienes necesitan viajar, sino también de quienes viven de este sector de la economía en el país caribeño.
Crisis sin precedentes en Venezuela
La crisis económica de Venezuela ha empeorado en los últimos meses por las regulaciones forzosas de la pandemia y las sanciones que el gobierno de Donald Trump ha establecido sobre el país sudamericano, lo que ha obligado a que sus servicios y bienes básicos se hayan deteriorado y aquellos que aún estén en funcionamiento sufran un incremento de precios.
Con este panorama, el gobierno ya se prepara con todo para unos comicios parlamentarios, mientras que la oposición venezolana se encuentra dividida, un ala importante de este movimiento político ha manifestado no participar ni convocar a sus electores a hacerlo y otro sector cree que es importante participar, por lo que se presenta un escenario poco alentador, al menos en el aspecto económico.