El gobierno británico ha acusado directamente al presidente ruso, Vladimir Putin, como “responsable en última instancia” del envenenamiento al exagente doble de inteligencia ruso, Sergei Skripal, quien junto a su hija, fue intoxicado con el agente Novichok el pasado 4 de marzo, con el objetivo de acabar con su vida.

Respondiendo a la pregunta sobre si el presidente Vladimir Putin tenía algún tipo de responsabilidad, el secretario de Estado de Seguridad británico, Ben Wallace, respondió que “en última instancia, sí tiene responsabilidad”, debido a que “como presidente de la Federación Rusa, bajo su gobierno se controla, financia y maneja el cuerpo de inteligencia militar, GRU”, (acrónimo del Departamento Central de Inteligencia ruso).

En una rueda de prensa el día de ayer, el Reino Unido ha acusado a dos miembros del cuerpo de inteligencia ruso de utilizar Novichok con el fin de asesinar al exespía ruso Sergei Skripal y su hija, Yulia. El Novichok es un potente agente extremadamente tóxico, desarrollado por la Unión Soviética durante la guerra fría.

Servicios de inteligencia británica han afirmado que cuentan con evidencia suficiente para afirmar que Alexander Petrov y Ruslan Boshirov son los responsables de este intento de asesinato llevado a cabo en Salisbury, una localidad en el suroeste de Inglaterra.

El gobierno ruso acusa a Londres de realizar "diplomacia de megáfono anti-rusa"

Horas después de la rueda de prensa, el gobierno ruso ha negado y condenado las acusaciones, indicando que se trata de “acusaciones sin fundamento”.

“En lugar de llevar una investigación independiente, objetiva y transparente, Londres sigue involucrándose en una diplomacia de megáfono anti-rusa, continuando con su show de propaganda”, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores ruso,

Moscú también se defendió recordándole a Londres que Rusia no es el único país con las “capacidades técnicas” y los motivos para llevar a cabo un ataque Novichok en suelo británico.

Londres defenderá su caso en el Consejo de Seguridad de la ONU

Esta tarde tanto el Reino Unido como Rusia se verán las caras en una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU, solicitada por Londres para exponer su caso y al mismo tiempo condenar una vez más los ataques con agentes tóxicos.

Ben Wallace advirtió que el gobierno de Theresa May buscará “mantener presión” sobre Rusia para dejar claro que el comportamiento del gobierno dirigido por Vladimir Putin es “totalmente inaceptable”.

El secretario de Estado de Seguridad británico también adelantó que, dentro de las opciones estudiadas por Londres, se incluyen más sanciones. Los gobiernos de Australia y de Estados Unidos, a través de su embajador en Londres, Woody Johnson, ya han expresado su apoyo al Reino Unido en esta nueva ofensiva contra el gobierno ruso.