Según la reseña de The New York Times, el gobierno de Donald Trump sostuvo reuniones secretas con militares venezolanos que planeaban derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. En el artículo publicado el pasado sábado, vincula a 11 funcionarios estadounidenses entre la administración pasada y la actual que preside Trump, con un militar conspirador de Venezuela. Los encuentros se llevarían a cabo entre el otoño del pasado año y principios del presente.
Los efectivos golpistas buscaban apoyo logístico de EE UU., pero finalmente no lo recibieron.
La Casa Blanca no desmiente las afirmaciones del diario
La Casa Blanca a través de un comunicado emitió una respuesta donde no ha descartado los diálogos. Calificaron como relevante “establecer comunicaciones con todos los venezolanos que ansían democracia” para “conseguir una transformación positiva a una nación que ha padecido bajo el mandato de Maduro”, según la comunicación que el diario cita.
Acorde con la información, los jerarcas venezolanos solicitaron acceder directamente al Gobierno estadounidense mientras la gestión de Obama y fueron declinados.
El cambio encajó cuando el recién elegido presidente Trump, afirmó en agosto del año pasado que, para Venezuela existía una “opción militar” que desea actuar ante la crisis que este país atraviesa. Sus declaraciones produjeron rechazo en todo el continente. Las amenazas que el magnate ha alzado en contra de Corea del Norte y México, generaron en los golpistas la idea de que tenían un nuevo chance.
Repetidamente el régimen de Maduro lanza ataques al Gobierno de Trump, al expresidente de colombiano Juan Manuel Santos y a la Unión Europea. Las sanciones más recientes impuestas por EE UU. a funcionarios del Gobierno venezolano, llegaron en mayo del presente año, a pocos días de que el presidente venezolano saliera victorioso de unas elecciones que no poseían garantías, las cuales su validez no fue reconocida por la mayor parte de la comunidad internacional.
Con la finalidad de acentuar la presión económica, Trump prohibió a los ciudadanos de su país adquirir activos estatales en Venezuela. De manera casi paralela, Estados Unidos adicionó en la lista de Control de Activos en el extranjero al presidente de la ANC, Diosdado Cabello, quien es también considerado el número dos al mando del chavismo. Cabello ingresa en esta lista, debido a que es relacionado con una mafia de limpieza de capitales, narcotráfico y malversación de fondos nacionales.
En representación de la oposición militar venezolana
El mando de Venezuela que ofrece información al diario estadounidense, forma parte de la lista de sancionados por Estados Unidos y habla desde el anonimato.
El militar aseveró que actúa en representación de cientos de efectivos de las Fuerzas Armadas venezolanas. En este mismo sentido, aseguró que existen tres agrupaciones diferentes dentro del ejército que planean el golpe en contra de Maduro. En concreto, las peticiones de apoyo que los militares presentaron solicitaban radios encriptadas para poder establecer comunicaciones seguras entre ellos.
Reuniones secretas
La primera reunión que se llevó a cabo tuvo lugar en una embajada estadounidense en una capital de Europa. En primeras instancias, el gobierno norteamericano no tenía intenciones de participar. La administración de EE UU. tomó la determinación de que valía la pena arriesgarse para conocer información de lo que está ocurriendo dentro del ejército.
“Luego de discutirlo bastante, llegamos al acuerdo de que teníamos que escuchar lo que tenían para decir”, comunicó una de las fuentes. A partir de ello, Estados Unidos envió un diplomático sin autorización de ofrecer algo o hacer una negociación, solo para escuchar.
Según las fuentes, el enviado de Estados Unidos informó que los venezolanos aparentaban no poseer un plan de golpe bien definido, más bien parecía que asistieron al encuentro en busca de una asesoría, por su parte, el militar venezolano que informa al times, recalcó que dentro de sus planes nunca estuvo la posibilidad de una intervención militar de los Estados Unidos.
Los uniformados habían planeado para el verano pasado llevar a cabo el golpe, cuando Maduro disolvió el poder legislativo. Aplazaron el plan para ejecutarlo en marzo y de nuevo en mayo.
Sin embrago, no se llegó a concretar. Acorde con el militar mencionado en el diario estadounidense, el éxito de la operación dependía de detener al mismo momento a algunos altos cargos del régimen venezolano. Para ello era necesario poder establecer comunicaciones por un medio secreto. Dos reuniones más sostuvieron los golpistas con la administración de Trump, pero en ninguna de las ocasiones se les fue prestado el apoyo.