Muchas son las noticias que se han desencadenado después del exitoso rescate de los 12 niños y su entrenador, que habían quedado atrapados en una cueva en Tailandia. Uno de la grandes interrogantes es cómo lograron estar a salvo y mantener la calma durante tantos días ante de ser hallados, y es que varios factores se conjugaron para lograr el éxito en la operación. Una de las personas que jugó un papel fundamental fue el entrenador Ekapol Chanthawong, quien estuvo con los niños en la larga espera, y de villano en primera instancias pasó a ser héroe.

¿Quién es el entrenador del equipo de fútbol de los niños?

Ekapol Chanthawong ha pasado los últimos cinco años realizando funciones varias en un templo budista en Tailandia, ubicado específicamente en la frontera con Myanmar, y su día a día era levantarse temprano para atender a su abuela, luego se trasladaba al templo hasta horas de la tarde, para luego ir a entrenar. Las altas autoridades en el templo budista lo describen como un joven de temperamento tranquilo y relajado, siempre dispuesto a trabajar y no se quejaba en ningún momento, además de no tener vicios.

Nopparat Kantawong, quien era el entrenador principal del equipo de fútbol, manifiesta que conoció desde niño a Chanthawong por medio de su familia, pero luego éste último fue ordenado monje y perdieron contacto.

Años después, mientras Kantawong, entrenaba al equipo, Chanthawong se le acercó y le dijo quién era. A partir de allí se ha quedado con el equipo como entrenador asistente y fue quien propuso que los niños tuvieran excursiones además de jugar al fútbol.

La meditación fue importante bajo la cueva

El abad del templo cree firmemente que el joven entrenador utilizó la técnica de meditación para lograr conseguir la calma y la tranquilidad entre el grupo de niños.

Dijo que Ekapol Chanthawong había sido nombrado monje novicio y que logró obtener el nivel más alto en Pali, que es el lenguaje de muchos textos sagrados del budismo y el hinduismo. La atención plena es una de las técnicas que aprendió en el monasterio y de seguro la colocó en práctica, pues de otra manera el pánico habría reinado entre el grupo de 12 niños durante el drama vivido en la cueva.

Esta técnica además los pudo haber ayudado a ahorrar el oxígeno en el lugar, pues la respiración en este estado es más lenta y relajada, incluso es la que se utiliza en el buceo para aprender a racionar el aire cuando son expediciones largas.