Tras ser contaminada la semana pasada, Dawn Strurgess falleció este domingo. La mujer de origen británico de 44 años, muerió en el hospital de Amesbury, después de un envenenamiento con Novichok, un agente nervioso utilizado en el ataque a Serguéi Skripal, exespía ruso. Strurgess fue encontrada junto a su pareja de 45 años, Charlie Rowley, en las inmediaciones del municipio Salisbury, ubicado aproximadamente a 13 kilómetros de donde se perpetro el ataque al exespia y su hija Yulia.
Tras ser hospitalizada la pareja el 30 de junio, un laboratorio dio a conocer 5 días después que la exposición al agente neurotóxico había sido el motivo que afecto a Strurgess y Rowley.
El director de la Policía Antiterrorista, Neil Basu, ha catalogado la muerte de la mujer como una dura tragedia, donde deja a tres hijos a quienes también ha extendido sus condolencias.
Un posible ataque
Dawn y Charlie se mantenía en un estado delicado a esperas de mejorar en el hospital de Amesbury. Agentes policiales británicos, mantenían que el motivo del caso se debía al tacto con una jeringa empleada en el caso que acabo con la vida de Skripal. Las indagaciones han comenzado a ser dirigidas por cuerpos antiterroristas del Reino Unido. Sin embargo, Basu explicó que no se conocía con exactitud cómo es que la pareja se expuso al Novichok o si habían sido víctimas seleccionadas de otro ataque.
Los cuerpos se seguridad han restringido el paso a cinco zonas diversas, aunque se considera bajo el riesgo de otra intoxicación. El cordón policial aísla una farmacia, un parque, una propiedad y un centro de beneficencia perteneciente a una iglesia bautista local.
Señalan a Rusia como responsable
Después de que los servicios secretos de Rusia descubrieran al agente doble, el Reino Unido ha responsabilizado a Rusia por su muerte.
Las investigaciones desarrolladas por los británicos apuntan que los rusos usaron Novichok para contaminar a Serguéi y a Yulia. Esta acción fue considerada como el primer ataque con un arma biológica registrado en tierras europeas desde la IIGM, lo que ocasionó la expulsión más grande desde la Guerra Fría de diplomáticos rusos en el occidente.
Las naciones aliadas de EE. UU y Europa tomaron posturas favorables a la perspectiva de la Primera Ministra británica, quien alega que, Rusia fue el autor de dicho ataque o al menos había perdido el control del arma química. Moscú rechazo las acusaciones replicando que el suceso fue perpetrado por los británicos para alentar la histeria en su contra.