Fiel a las premisas vertidas en su campaña electoral, Donald Trump durante la última semana ha comenzado a desplegar una serie de medidas, que afirman las propuestas que lo llevaron a ocupar el ejecutivo de los EE UU. En contraposición con la política comercial desarrollada por su antecesor, el actual presidente norteamericano impondría aranceles sobre el aluminio y el acero, dando un tono altamente proteccionista al comercio exterior de su país, y provocando con esa decisión, la posibilidad del desarrollo en el mundo una guerra comercial.

La repercusión política interna

Si bien la importación de acero y aluminio, ha perjudicado a la industria siderúrgica estadounidense que, en los últimos años ha visto bajar considerablemente su producción, después de que tuviera una recuperación trabajosa tras el 2008, estas medidas arancelarias aduaneras no serían del todo inofensivas para el comercio exterior del país, extendiéndose su problemática a la economía global

Políticamente la mayor repercusión negativa, se ha producido entre sus copartidarios. Teniendo como su portavoz al líder republicano en el Congreso, Paul Ryan, han cursado un pedido de prudencia a Donald Trump. Es muy significativa la frase que recoge El País en su versión on line, y que partió del seno republicano: “Estamos extremadamente preocupados por las consecuencias de una guerra comercial y urgimos a la Casa Blanca a que no avance con este plan”.

La respuesta internacional

El mundo recibió la noticia con gran preocupación. Muchas empresas involucradas con la siderurgia, fueron afectadas con negativas fluctuaciones bursátiles.

Según Jan Martínez Ahrens para El País, Donald Trump en referencia a la balanza comercial con la Unión Europea dice: “Nosotros lo que queremos es tener de vuelta esos 800.000 millones de dólares al año”.

La Unión Europea manifestándose a través de varios de sus personajes relevantes, consideraría la imposición de un 25 % en los aranceles de diversas importaciones estadounidenses como, Harley-Davidson, el bourbon y los pantalones Levis.

China que es el mayor productor de acero del mundo, sería quizás el país más afectado por la tormenta arancelaria de Trump. Los productos agrícolas que llegan a China desde EE UU, serían sin duda perjudicados con alguna devolución a la agresión comercial del republicano, reflejada en un aumento de aranceles.

No se puede soslayar la posición de Pekín en el conflicto con Corea del Norte, que seguramente se verá involucrada en la tensión entre ambos países.

Estados Unidos importa acero y/o aluminio de más de 100 países, pero aquellos que serían muy afectados por el volumen o la importancia en sus economías de dicha importación son: Canadá, Brasil, Corea del Sur, México, Rusia, Turquía, Japón y Alemania, por orden de relevancia.