Uno de nuestros países vecinos, Marruecos, padece un grave problema social con algo que en Occidente es más normal, el nacimiento de bebés de Madres Solteras o casadas engendradas por sus amantes. En Le Monde cuentan que cada año, en el país nacen 50.000 bebés en estas circunstancias.

El diario francés habló con una chica de 20 años, de la cual oculta el nombre, que contó que su familia la echó de casa por estar embarazada sin marido, y que llegó a pensar cosas terribles. “No debía existir [el bebé]. Quería matarme. A mi y al ser que crecía en mi vientre.

Para protegerlo”. Tuvo suerte de encontrarse a una mujer del Insaf, una asociación nacional que ayuda a las mujeres en esta situación, y no hizo ni lo uno ni lo otro.

“La mayoría de ellas fueron violadas o creyeron en una promesa de Matrimonio [del violador]”, cuenta Meriem Othmani, que preside Insaf. Esto último es una lacra social que sufren los países musulmanes o la India, por ejemplo, debido al machismo radical que todavía sufren, si nos referimos a los países más moderados.

En Marruecos, adulterio y aborto están prohibidos

La Ley marroquí castiga con cárcel las relaciones extraconyugales, pero ello no impide que nazcan 50.000 bebés anuales, y además, ellas, por miedo a represalias de su familia, los abandonan en donde pueden cuando nacen.

Cada año se encuentran 300 cadáveres de recién nacidos sólo en los vertederos de Casablanca. “Ellas están aterrorizadas. No han tenido el coraje de dejarlos en un orfanato, en donde se arriesgan a que la Policía se entere del asunto”, sigue relatando Othmani. Y las que contactaron con Insaf, alguna no llegó a tiempo, ya que fue asesinada en plena calle por uno de sus hermanos varones, que se encargan de ejecutar los “crímenes de honor” en aquellos países.

La madre soltera que protagoniza el reportaje de Le Monde cuenta su calvario como si fuera una novela de Dickens, o peor. Por ejemplo, al ser hija de una familia muy pobre, trabajó en una casa como mujer de la limpieza con apenas 6 años, donde la dueña de la casa le pegaba si no limpiaba bien la vajilla o el WC. Eso para empezar.

Escapó de aquella casa y su familia no la apoyó. “No reconocía a mis parientes”, dice al ver que le reprochaban haber dejado ese trabajo y ya no traer dinero a la casa familiar.

Ahora, con 20 años, su rostro está repleto de cicatrices que la hacen envejecer, después de una vida muy dura. El bebé lo tuvo de un hombre que “al principio era bondadoso conmigo, pero un día me violó”.

Temen los 'crímenes de honor' de sus familias

El Insaf recibe una subvención de la Unión Europea que le ayuda a funcionar, sin depender del Gobierno marroquí (que da una subvención pequeña), pero va como puede. Una treintena de madres solteras viven en la sede de la asociación, pero por tiempo limitado. Y no pueden volver con sus familias, pues las intransigentes con tener hijos fuera del Matrimonio o solteras todavía son mayoría en el país, frente a otras más evolucionadas. Muchas saben lo que les pasaría si volvieran.