Hoy, 27 de enero, como todos los años, se celebra el día mundial de la Memoria. El día de esta conmemoración fue elegido porque en esta fecha, en el año 1945, la Armada Roja liberó a los prisioneros del campo de concentración de Aushwitz.
La Memoria es algo muy importante, sobre todo en estos tiempos. Estamos en una época complicada debido a la economía internacional y cada vez vemos más en Europa el nacimiento de partidos políticos que utilizan como método de unión el odio común contra un chivo expiatorio. Esto pasa ahora como pasaba en la Alemania de los años treinta, cuando el partido nazi tomó el poder y promovió las leyes racistas que llevaron la humanidad a cometer uno de sus errores más horribles: el Holocausto.
Muchas veces, hablando de holocausto inmediatamente nos viene a la mente el pueblo judío pero es muy importante acordarse que no fueron los únicos en ser perseguidos. En los campos de concentración estuvieron además: polacos, gitanos, discapacitados, y también homosexuales.
El holocausto de los homosexuales es probablemente del que menos se habla. Quizás por vergüenza o quizás porque los mismos protagonistas de esta página oscura de la historia de la humanidad nunca intentaron pedir una indemnización por lo que sufrieron. Seguramente por miedo a pasar por otros problemas, ya que las leyes contra los actos homosexuales siguieron vivas en varios países después del fin de la época nazi.
Las leyes contra la homosexualidad
El código penal alemán, empezó temprano a luchar contra la homosexualidad. En el 1871, fue creado el párrafo 175, donde era penalizada la homosexualidad, sobre todo masculina. Esta fue la base principal de todas las leyes de represión y castigo contra la homosexualidad que aparecieron posteriormente.
Las primera reglamentación del endurecimiento de las penas de carácter legal para los homosexuales llegó en el 1934, por parte del jurista Rudolf Klare, experto del Nsdap, después un convenio organizado en Zurigo. Klare publicó un libro (“Homosexualidad y derecho penal”) en el cual se aclaraba la visión que tenía del partido nazi sobre la homosexualidad.
Esta era considerada negativa y desvirilizante y por lo tanto la única manera de purificar la raza aria de esta plaga era el exterminio físico de todos los homosexuales.
El 24 de octubre del mismo año, la Gestapo envió correos secretos para ordenar, a los departamentos de policía de toda Alemania, buscar y arrestar a todos los homosexuales. Dos días después nació un departamento especial para luchar contra el aborto y y la homosexualidad, la Sección SD II-S.
El 28 de junio de 1935, Hitler añadió en el párrafo 175 la pena de cárcel para cualquier individuo sospechoso de vivir una relación homosexual. Después de seis meses en prisión, debía ser deportado a un campo de concentración para ser educado.
En un principio , este añadido estaba destinado solamente a los equipos de las SS, pero pronto fue extendida a todo el pueblo alemán.
Un número de difícil identificación
Las víctimas homosexuales en los campos de concentración fueron muchísimas. Desafortunadamente, todavía no conocemos cifras con exactitud. En 1940, Himmler presumía de haber eliminado a un millón de homosexuales. Los datos de los que disponemos , a día de hoy, son pocos y muy fragmentados para saber realmente el número exacto.
Las penas en los campos de concentración
En los campos de concentración, los homosexuales fueron sometidos a pruebas durísimas para intentar ser “sanados”. Entre ellas, horribles experimentos para intentar cambiar su naturaleza.
Esto, obviamente, no desembocó en ningún resultado, al contrario, llevó a matar a un gran número de personas. Muchos de ellos fueron castrados por órdenes superiores o por su propia voluntad, ya que estaban dispuestos a todo para poder volver a casa demostrando así al régimen su voluntad de “volver sanos”.
En este sentido, se estima que la mortalidad de los prisioneros homosexuales era la más alta en los campos de concentración, alrededor del 60%.
Con el fin de informar sobre este tema, os aconsejamos la visión del documental “Paragraph 175”, de los directores Rob Epstein y Jeffrey Friedman que recuperó el testimonio de varias personas supervivientes a la deportación en los campos de concentración por su condición de homosexuales. El documental toma su nombre del párrafo 175 del código penal alemán, promulgado en 1871.
Stefano Carbone