El primer encuentro entre Trump y Putin en Hamburgo abre las puertas de nuevos escenarios para las relaciones entre Rusia y EE.UU. A Rusia le conviene una relación más sólida, y sobre todo amistosa, con EE.UU., ya que le serviría para salir del aislamiento internacional al que se encuentra sometida y también como vía de escape para eludir algunas de las sanciones impuestas.

Para una mejor relación, Trump necesita lucir esas cualidades de "hombre negociador" de las que tanto presume, y también le resultará imprescindible evitar el contacto a través de intermediarios, como se trató de realizar desde la Administración Obama, lo que terminó en el fracaso absoluto de cualquier tipo de negociación.

Deberá buscar la línea directa Putin-Trump, conversaciones entre homólogos, habiendo dado ya el primer paso durante el G-20.

Intereses comunes

Debemos darnos cuenta de que, a pesar de todas las tensiones que existen entre ambos países, los intereses de las dos administraciones convergen y coinciden en múltiples asuntos. Tanto Trump como Putin son absolutamente conscientes de que la llegada a un punto de ebullición haría saltar un conflicto armado, por lo que es lógico que para esta nueva relación exista un interés mutuo en el desarme y la desaceleración de la tensión militar y política.

En Siria también existen objetivos parejos. Tras toda la masacre que han llevado a cabo, han acordado un alto al fuego.

EE.UU. ha retirado la demanda de la dimisión del presidente Assad, y Rusia, después de todo, parece querer quedar como salvadora encabezando un arreglo político para el conflicto. Además, ambos pretenden continuar la sangrienta lucha contra el ISIS, compartiendo zona geográfica, con Trump atacando en Irak y Putin en Siria.

Otro objetivo, y más bien temor, común a los dos estados, es el relacionado con la política nuclear de Corea del Norte, ya que ambas desean detener por completo su desarrollo, y tienen muy claro que el actor clave para ello es China, la cual puede ejercer una presión fortísima sobre su orgulloso vecino.

La ciberseguirdad y la ciberguerra fue otro de los asuntos tratados en la reunión de Hamburgo. En ambos países se teme la propagación de los virus informáticos que han burlado la seguridad de algunos los sistemas mundiales de información. Es por esto que se trata de un problema principalmente preocupante para el líder ruso, ya que se podría confirmar la polémica generada durante las elecciones de su país con respecto al amaño del proceso con ayuda de piratas informáticos.

Putin se niega a reconocer ningún tipo de responsabilidad y trata de disuadir a la Cámara de Representantes para evitar la imposición de nuevas sanciones para Rusia.

Por último, encontramos el escenario internacional más complejo para ambos, Ucrania. Estados Unidos ha actuado hasta el momento como mero observador, absteniéndose de participar directamente en las negociaciones, pero sin dejar de apoyar el acuerdo de Misnk para un final definitivo del conflicto. Obama ni siquiera quiso establecer un diálogo con el Kremlin.

Para Rusia, el conflicto de Donbas es una guerra, no con Ucrania, sino con los EE.UU., ya que estos se acercaron a las fronteras de su patria, y es el motivo por el que Putin no busca conversaciones con Europa, sino que quiere dialogar directamente con EE.UU.

sobre Ucrania.

Parece que con Trump, los deseos de diálogo de Putin pueden verse satisfechos, y pueden llegar a una solución positiva para ambos, como mandar un enviado especial presidencial para gestionar la situación.

El hecho de que Trump y Putin comiencen a entenderse es algo trascendental, que puede llevarles a un dominio del sistema internacional prácticamente absoluto y que, esperemos, no desemboque en ninguna catástrofe mundial.