Yusef Zaghba ha sido el último de los atacantes que faltaba identificar. Se trata de un joven de 22 años, de padre marroquí y madre italiana. El año pasado se lo detuvo cuando, desde Bolonia intentaba llegar a Turquía para cruzar a Siria. Trabaja en un restaurant de Londres y viajaba con frecuencia a Italia para visitar a su madre. La policía de este país lo tenía en las listas de personas peligrosas por sus reiterados viajes a Marruecos y contactos sospechosos.
Sin embargo, pese a estar sospechado por la policía italiana, no era sospechoso para la fuerza británica.
Khuram Butt, el otro de los extremistas muertos este sábado en Londres, sí había sido investigado en el 2015. Su nombre apareció un año después en un documental que explicaba la radicalización de algunos ciudadanos en Reino Unido. Hasta octubre del año pasado trabajó en el metro de Londres, tenía 27 años, estaba casado y tenía dos niños. Había sido denunciado por sus vecinos por intentar adoctrinar a los niños del barrio.
Tiene 30 años, había estado casada con una mujer irlandesa, con la que tenía una niña. La mujer lo había denunciado por malos tratos y acababa de separarse de él. Algunas fuentes aseguran que paso a despedirse de la pequeña antes atentar el sábado.