La noche del pasado lunes 22 de mayo se reunían más de 20.000 personas, niños y adolescentes en su mayoría, en el Estadio Manchester Arena para disfrutar del concierto de la cantante, actriz y empresaria estadounidense Ariana Grande. Pero a las 22:30, hora local, tras la detonación en un área pública en el vestíbulo del estadio provocado por un ataque terrorista, que ha sido reconocido por el ISIS, la felicidad se convirtió en dolor, miedo, frustración y tragedia.

Salma Abedi, de 22 años, explosionó el cinturón de explosivos de fabricación casera que llevaba arrebatando la vida al menos a 22 personas, dejando más de 60 heridos y varios desaparecidos en su ataque terrorista suicida justo al finalizar el concierto.

El “soldado del califato” tenía la intención de hacer el mayor daño posible.

Entre los testigos de la tragedia, que habían acudido a divertirse con su cantante favorita, se encontraban Cristina Serra, mujer del técnico del Manchester City Pep Guardiola, y sus dos hijas Valentina y María. Tanto Guardiola como el City han mostrado sus condolencias, su más sentido pésame, su apoyo y solidaridad a los familiares y amigos de las víctimas del terrorismo. El mundo del fútbol y del deporte en general, ha mostrado su conmoción ante tan terrible atentando y la UEFA ha declarado que se guardará un minuto de silencio durante la final de la Europa League como homenaje a las víctimas.

Todo el mundo, famosos, estrellas del cine y de la música, artistas, periodistas, líderes de Estado, religiosos, políticos y la gente anónima, está unido y apoya en el dolor de la masacre que de nuevo el Estado Islámico ha provocado en Reino Unido esta vez, tan sólo dos meses después del atentado de Londres.

Ariana Grande, por su parte, destrozada se ha visto obligada a cancelar su gira. Los principales partidos políticos de Gran Bretaña han cancelado la campaña electoral.

Ante el terrorismo no puede haber sino unión y fuerza para combatirlo; no hay colores, ni escudos, ni naciones, ni más bandera que la de la paz mundial. Ante los asesinos no hay piedad ni descanso hasta acabar con ellos porque una vez más sólo debe haber una única voz que grite al unísono ¡Basta ya!

¡No al terrorismo islámico! Porque juntos somos más fuertes, remando todos en la misma dirección no hay otro final que la extinción de unos asesinos, que no podemos consentir que sigan provocando el terror ni una sóla vez más.