Con él, sacerdocio y éxito mediático iban de la mano. Julio César Grassi no sólo era un siervo de Dios, sino también un siervo de Argentina. Creador de un programa radial y asiduo de programas televisivos, Grassi daba opinión y consejo a los ciudadanos, así como se codeaba con figuras políticas y del mundo del entretenimiento. En sus apariciones solía pedir donaciones para sus múltiples proyectos, siendo uno de ellos la fundación “Felices los Niños”, creada en 1993.
Esta asociación, con sede en la ciudad de Hurlingham (Buenos Aires), se encarga de dar educación, cobijo y comida a menores y madres de niños necesitados.
Aunque sufre dificultades desde la condena del clérigo, sigue activa en la actualidad.
El escándalo
Aunque había habido acusaciones formales con anterioridad, fue en 2002, durante el programa de televisión “Telenoche Investiga”, cuando la periodista de investigación Miriam Lewin destapó el escándalo. En reportaje, Julio Grassi era acusado de abusos sexuales a varios menores que formaban parte de su organización.
Tras un intento de fuga, el sacerdote fue capturado y llevado a juicio, un juicio caracterizado por la intimidación y el abuso de testigos que pretendían testificar contra Grassi. Durante el proceso legal, numerosas celebridades argentinas, desde monseñores hasta figuras televisivas, salieron en defensa del acusado.
A pesar de ello, las pruebas contra Grassi eran sólidas, y el clérigo fue sentenciado a 15 años de prisión por abusos a menores y malversación de fondos.
Un juicio canónico para Grassi
Aunque fue solicitado y considerado en varias ocasiones, Julio Grassi no fue nunca sometido a un juicio canónico, por lo que aún puede ejercer el sacerdocio.
15 años después de la primera acusación, las víctimas y sus familiares continúan luchando para que se efectúe este litigio.
En 2013, el Papa Francisco, también nacido en Argentina, era elegido como Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. Protestas recientes aseguran que el nuevo Papa no es lo suficientemente duro con los acusados de abusos sexuales dentro de la institución católica, y la difusión de las mismas en los medios e Internet ha desatado la polémica.
Víctimas de casos similares al caso Grassi, junto con Carlos Lombardi, abogado asesor de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico, exigen reconocimiento, castigos más severos y que los sentenciados cuelguen sus hábitos.
El periodismo como arma de justicia
No es la primera vez que una investigación periodística destapa un escándalo criminal. También en 2002, un grupo de periodistas del “Boston Globe” sacaron a la luz pruebas y testimonios sobre el abuso sexual de cientos de menores, abuso que había sido encubierto durante años por la Iglesia católica. La investigación fue ganadora del premio Pulitzer de Periodismo e Investigación y, junto con la labor de “Telenoche” en el caso Grassi, abrió los ojos de sus lectores ante una conspiración tan enorme como secreta.