El triunfo de Trump no ha dejado a nadie indiferente. Las últimas decisiones adoptadas por el magnate amenazan con hacer tambalear el panorama político internacional. Y esto se traduce en inseguridad. Según Gary Lynch, gerente de una empresa texana constructora de búnkers, desde que en noviembre saliera electo Trump, las solicitudes para adquirir uno se han incrementado en un 700%. Pero, en descarga del nuevo presidente, el mismo Lynch aseguraba en el Star Telegram, que se había vivido un proceso similar, entre millonarios conservadores, con la victoria de Obama en 2008.
A esto hay que sumarle el tremebundo anuncio del fin del mundo que, cada cierto tiempo, se vaticina para desasosiego de los más escépticos y espanto de los más esotéricos. Es más, para muchos, la llegada a la Casa Blanca de Trump es señal inequívoca de que ese Juicio Final está cerca o, por lo menos, de que se avecinan tiempos convulsos de los que protegerse.
Ya sea por Guerra nuclear, conflicto armado o Juicio Final, lo que parece bastante seguro es que los acaudalados tienen más probabilidades de subsistir. Los búnkers de lujo que se ofertan no están al alcance de todos. Porque no es cuestión de sobrevivir, sino de vivir bien el tiempo que permanezcamos encerrados.
Un 5 estrellas en Kansas
Bajo las tierras de Kansas, Larry Hall ha diseñado, en un antiguo almacén de misiles, 12 apartamentos de lujo.
Entre todos los detalles destaca una ventana virtual de plasma en la que se puede proyectar cualquier paisaje y programar efectos de luz para contrarrestar la claustrofobia. El complejo se completa con piscina, spa, mini campo de golf, cine, gimnasio (con rocódromo incluido) y parque para mascotas, entre otros entretenimientos.
Tiene capacidad para abastecer de comida, agua potable y energía a 75 personas, durante un mínimo de 5 años. Además, está dotado de un huerto, donde plantar frutas y verduras, y una granja para asegurar la sostenibilidad del proyecto por más tiempo. Las cámaras de seguridad instaladas en el exterior servirán para analizar el entorno cuando llegue el momento de salir.
Su precio es de casi 3 millones de euros por piso. Si está interesado, sentimos comunicarle que están todos vendidos.
El homónimo alemán
Las familias ricas europeas tienen su réplica en Alemania (Rothenstein). Mucho más selecta, esta “urbanización subterránea” sólo acepta solicitudes por invitación y deberá pasar un proceso de idoneidad. El creador, Robert Vicino, adquirió un antiguo búnker que los soviets construyeron durante la Guerra Fría y lo ha convertido en Vivos Europa One. Dentro hay bares, piscina y los apartamentos, de distintas dimensiones. Los precios no se detallan en la web, pero podemos augurar que no son baratos. El propietario podrá decorarlos a su gusto, previo pago de un decorador.
Una vez acabada, la vivienda permanecerá precintada hasta el día que tenga que hacer uso el dueño y sus familiares. Pero la cuenta no acaba aquí. A todo lo desembolsado hay que sumarle un pago regular que cubre la gestión, el mantenimiento, el servicio que nos atenderá durante el encierro, seguros y todo tipo de impuestos y gastos que el complejo pueda generar.
Como curiosidad, se incluye, a modo de Arca de Noe, una selección de especies zoológicas; una cámara blindada con ADN para conservar los genomas de los donantes y una base de datos con las principales obras de arte para que siempre sean recordadas.