La construcción del muro quita cualquier duda sobre el cumplimiento de las promesas de campaña de Donald Trump que, además materializará los lineamientos de su política migratoria, con la próxima deportación de casi 4.000.000 de latinos indocumentados, la mayoría de ellos mejicanos. La todavía fresca noticia de la salida de los Estados Unidos del TPP y, el anuncio de la revisión del NAFTA, prevé penosas consecuencias para la economía de México. No es un dato menor que, el 80% de las exportaciones de los aztecas tienen como destino, el norte del Rio Bravo.
La proteccionista administración trumpista, sumada a una fuerte inestabilidad social, coloca a México, en una situación marcadamente endeble. En un país en el que el aumento de combustible, provocó dramáticas consecuencias, las amenazas de Trump hacia las posibles inversiones de Ford, General Motors o Fiat Chrysler, en tierras mejicanas y el anuncio de la construcción del muro, hacen caminar por la cuerda floja, al hasta ahora sumiso Enrique Peña Nieto.
Ambos presidentes tienen prevista una reunión, para el próximo martes 31 de enero. En la que se supone hablarán de temas relacionados con la renegociación del NAFTA y, la construcción del muro. A pesar de las reiteradas negativas del ejecutivo mejicano, sobre pagar el muro, Trump en campaña ha asegurado: "México, de alguna manera, y hay muchas, nos lo va a reembolsar".
Durante su discurso en el estado de Arizona, que comparte frontera con México, Trump fue explícito en la descripción de las características de seguridad con las que contaría, el controvertido muro. Según textuales palabras, estaría dotado, "con la mejor tecnología arriba y abajo de la tierra: sensores, torres, vigilancia aérea y poder humano para reforzarlo, encontrar y desmantelar túneles, manteniendo fuera a los carteles y criminales".
Durante la época de la campaña electoral el Washington Post, publicó una estimación de los costos del proyecto, que ascenderían aproximadamente a los 25.000 millones de dólares.
La construcción del muro se enfrenta, además, con algunos conflictos legales, que la dirección del proyecto deberá resolver. En Texas se produce una situación distinta a la de los demás territorios fronterizos.
Las tierras en las que debería asentarse la construcción, no son estatales, son propiedad privada, tanto de ciudadanos norteamericanos, como de propietarios mejicanos. El planeamiento, deberá recurrir al Congreso para consumar la expropiación de las propiedades estadounidenses, pero, el tratamiento de las mejicanas, seguramente será mucho más conflictivo.
En el día de ayer Donald Trump, a través de su cuenta de Twitter, lanzó al mundo una de sus agresivas y acostumbradas frases. En este caso sobre la muralla que construirá en la frontera con México, twitteó: "mañana será un gran día para la seguridad nacional. Entre muchas otras cosas, ¡construiremos el muro!",