Nadia Murad vivía en Irak con su familia en una aldea llamada Sinjar. Pero, el 3 de agosto de 2014 el Estado Islámico la atacó masacrando a 3.000 hombres, ancianos y niños. Nadia tenía 9 hermanos de los que perecieron 6 en este ataque. Los otros lograron escapar. Aunque las mujeres intentaron también huir, los combatientes lograron acorralarlas dándoles tan solo dos opciones: convertirse al Islam o morir. El gran problema residía en que el infierno aún estaba por llegar.

"Rodearon la aldea por unos días, pero no entraron. Intentamos pedir ayuda por teléfono y otros medios.

Sabíamos que algo horrible iba a pasar. Pero no llegó la ayuda, ni de adentro de Irak ni de otras partes" -relató Nadia.

A las niñas mayores de 9 años se las llevaron así como a aquellas mujeres mayores de 45 entre las que se encontraba la madre de Nadia. En ese momento nadie sabía si las iban a matar o no. Sin embargo, se descubrió después una fosa común con sus cuerpos.

Víctimas de la Yihad sexual

Las mujeres que se quedaron fueron trasladadas a Mosul donde los hombres las elegían para abusar de ellas. Nadia no fue una excepción y un hombre la eligió. Durante el trayecto hasta el lugar donde la violaría, Nadia vio pasar por su lado a otro combatiente y le imploró que, por favor, se la llevase.

Creía que con él su suerte mejoraría. Pero, no fue así y la forzó de una forma muy dolorosa.

"Me violaron en grupo. A esa práctica la llaman Yihad sexual" -explicaba Nadia.

Sin embargo, esto no quedó aquí. Las vejaciones y humillaciones se sucedieron durante los 3 meses que Nadia estuvo secuestrada. Tras ser obligada a convertirse al Islam un hombre se la llevó.

Estando con él le pidió si podría realizar una llamada a un sobrino suyo. La respuesta fue afirmativa siempre y cuando le lamiese el dedo gordo del pie que recubriría con miel.

Nadia logró escapar la segunda vez que lo intentó cuando el hombre que la retenía la vendió. Mientras se acicalaba para la venta aprovechó para huir.

Llamó a la puerta de una casa con la suerte de que sus ocupantes no apoyaban lo que el Estado Islámico estaba haciendo. Así que la llevaron hasta la frontera.

Muchas niñas y mujeres se suicidaron. Otras aún siguen secuestradas. Actualmente, Nadia ha perdido a 18 miembros de su familia. La mayoría han muerto y los demás se encuentran desaparecidos. Nadia es hoy activista y lucha por llamar la atención sobre esta tragedia.