Robert Biedron, se ha convertido en el primer alcalde homosexual que tiene Polonia. Biedron consiguió la alcaldía de la ciudad de Slupsk situada al norte del país y con una población de 97.000 habitantes.
Esto ha sido una continua lucha contra todo pronóstico y sin precedentes, tras la larga tarea que han tenido que llevar a cabo este colectivo en una sociedad donde el 86% de la población se declara católico practicante.
Ahora al país le toca enfrentarse a los cambios sociales y claramente, un arcoíris se cierne sobre Polonia con este alcalde gay.Un cúmulo de acontecimientos se han sucedido desde 2012 hasta conseguir este logro. Ya en Varsovia en ese año, se creó un arco creado de flores artificiales llamado "Arcoíris" y del que su autora Julita Wojcik, siempre expuso que no se refería a ningún movimiento del colectivo de homosexuales.
Tan solo representaba la armonía y tolerancia, y no solo hacia el sector gay, sino en general. Este arco sito en la plaza Zbawiciela de la capital, desde su construcción, ha sido quemado nada menos que en cuatro ocasiones.
La artista ya cansada con tanta oleadas de vandalismo, decidió cambiar su simbolismo para evitar más ataques, y decidió que simbolizara la lucha por el respeto. Todo esto, quizá por parte de Wojcik fue un poco visionario de lo que en este 2015 iba a suceder con este nombramiento.Poco a poco, este colectivo se ha ido introduciendo en esta sociedad tradicionalista.
El rechazo de los homosexuales también se dejo patente cuando un diputado gay y otro transexual en el 2011, fueron elegidos para el parlamento. En aquella ocasión Lech Walesa, Premio Nobel de la Paz y padre de la Polonia actual, les pidió poco menos que se ocultaran. Nada de esto se preveía y de ahí el gran logro de Robert Biedron ganando esa alcaldía.
Polonia, se puede decir que es un país, donde los comentarios homófobos de políticos y de figuras públicas, es una constancia del día a día. Un país, donde tampoco se concibe el derecho a la unión civil de personas de igual sexo.
Quizá estén pasando por un momento, en el que la iglesia, esté empezando a perder su fuerza en la calle y por fin se deje si eres gay, de tener miedo a salir a la calle y acallar lo que se es, o poder coger de la mano a tu pareja, como ocurre en la capital del país. Bien por Robert Biedron y suerte en esta andadura que no será nada fácil.
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