Una sentencia histórica reconoce el deber por parte de todos los estados europeos del reconocimiento del cónyuge aunque en el país no sean legales los matrimonios del mismo sexo. Este hecho, tiene una relevancia histórica, ya que conlleva la obligación por parte de todos los estados europeos de reconocer el derecho por parte de cualquier pareja de quedarse en el lugar donde uno de los dos nació o reside.

Con esto la corte europea no impone el reconocimiento oficial de los matrimonios homosexuales por parte de todos los estados de la unión, pero si el reconocimiento legal del cónyuge, también si este es extraeuropeo.

El caso en cuestión

El caso, peculiarmente, concierne a un ciudadano rumano y uno de Estados Unidos: Relu Adrian Coman y Robert Clabourn Hamilton, que hace meses habían presentado un recurso a la corte europea a causa del rechazo por parte de un tribunal en Rumania de conceder el permiso de permanencia a uno de los dos después de haberse casado en el extranjero. En Rumanía, de hecho, no están reconocidos los matrimonios homosexuales y esta fue la motivación principal de este rechazo.

La pareja se dirigió a la corte europea que sentenció a favor de ellos.

Con esta elección, todos los países de Europa no podrán obstaculizar la permanencia de un familiar de cualquier ciudadano europeo. De hecho, la noción de “cónyuge” por la UE, comprende también las parejas homosexuales, así que, también si los países son libres de elegir si reconocer o no los matrimonios del mismo sexo, no pueden denegar la convivencia de los (o las) casados.

La situación en Italia

Esta sentencia histórica llegó en un momento muy importante ya que después de la consolidación del nuevo gobierno italiano, de clara huella populista, se destacaron en la prensa internacional las declaraciones del nuevo ministro de la familia y de las discapacidades, Lorenzo Fontana, que ha declarado que las familias compuestas por cónyuges del mismo sexo “no existen”.

Un pésimo ejemplo del nuevo gobierno compuestos por elementos de la ‘Lega Nord’ y del ‘Movimento cinque stelle’.

La situación de los derechos civiles en Italia, realmente, es todavía muy lejana de la realidad existente en el resto de Europa. La corte europea delibera a favor de las parejas del mismo sexo ya desde el 2012, mientras en Italia todavía están reconocidas las uniones de los homosexuales, pero jurídicamente hablando no están consideradas parecidas al matrimonio. Esto va contra una realidad ya reconocida a nivel internacional e imposible de negar.

Así lo demuestra un precedente jurídico al anterior descrito, de un ciudadano italiano que se había casado con un uruguayo. Gracias a la misma ley sobre la circulación libre en la Unión Europea se pudo solucionar la cuestión.

Se espera que en los próximos años haya menor presencia de casos parecidos ya que significaría que finalmente los gobiernos han empezado algo que nunca debería faltar en un estado: apertura a las necesidades de sus ciudadanos.