Donald Trump ha hecho público su ambiciosa nueva reforma fiscal que, siendo honestos, es punto por punto, todas las promesas que realizó durante la pasada campaña electoral.
Estamos ante una clara apuesta por lo que se conoce como Economía de la Oferta -se hizo muy popular a través de las reformas fiscales realizadas por Margaret Thatcher y Ronald Reagan-. Esta reforma se basa en recortar la presión fiscal a las personas que tienen más dinero y al capital, en detrimento del trabajo y los ciudadanos de clase social media o baja.
Pero esta reforma no las tiene todo consigo, ya que, la oposición demócrata está totalmente en contra, ya que, el ciudadano normal no se va a ver beneficiado de la misma y, además, si se llevase a cabo, provocaría un agujero en las arcas del Estado.
Trump no explica como se va a llevar a cabo la compensación de la caída de ingresos en la recaudación. El presidente ha explicado, únicamente, que si se reducen los Impuestos a las personas con más ingresos, la actividad económica va a aumentar y, así, los ingresos fiscales crecerán.
Los ejes de esta reforma fiscal son tres y el más llamativo es la caída del Impuesto de Sociedades, que pasará del 35% al 15%. Así, Estados Unidos se quedaría a la altura de Irlanda (que posee un 12,5%) y por debajo de la mayor parte de las economías industrializadas. Y, de esta manera, Trump cumpliría la promesa electoral de crear unas vacaciones fiscales para que las empresas de los Estados Unidos vuelvan a invertir su dinero en el país y no tributen fuera.
Hay que recordar que las 50 empresas más importantes de Estados Unidos tenían 1,6 billones de euros en los conocidos como paraísos fiscales, para evitar tener que pagar ese 35% a los Estados Unidos. También, se espera un cambio importante en el régimen fiscal de los ciudadanos: las cantidades económicas que se pagan como Impuestos de Sociedades en el extranjero se podrán desgravar en el Impuesto de Sociedades en Estados Unidos.
Hoy en día, las empresas estadounidenses, que consiguen beneficios fuera del país, están obligadas a pagar impuestos en Estados Unidos y en el país donde han logrado los beneficios.
También, el IRPF sufrirá cambios, pasará de 7 tramos a 3 y se reducen: 10%, 25% y 33%. Habrá una subida de la base mínima imponible y una serie de deducciones para los ciudadanos que tengan hijos pequeños.
Y, se van a eliminar las deducciones a los ciudadanos que residen en los estados con impuestos más elevados y se elimina el famoso 3,8% extra de las inversiones financieras, con el que se financiaba a las personas con menos ingresos, para que pudieran acceder al sistema de salud pública-privada.
Algunos críticos señalan que los grandes beneficiarios serán los promotores inmobiliarios, como es el propio Trump, sus hijos e, incluso, su yerno.
¿Qué te parecen estos cambios?