Quien se haya dejado caer por el madrileño Barrio de Salamanca desde el pasado noviembre, quizá se haya parado frente al escaparate de Jonndo, una zapatería recientemente inaugurada y de aspecto selecto, pero pocos se imaginarán la curiosa historia por la que esta firma fue creada.
Álvaro Sasiambarrena y Eugenio Saiz son dos amigos que en 2012, época en la que ambos eran estudiantes universitarios de tan sólo 21 años, se reunieron e idearon un concepto de calzado formal pero juvenil, moderno y de calidad. Una serie de circunstancias les llevó a contactar poco tiempo después con una fábrica de zapatos de Toledo, lo que les permitió comenzar a producir a baja escala el producto que tenían en mente.
Los, por aquel entonces, recién convertidos en empresarios, aprovechaban la hora de la comida de grandes empresas de la capital para promocionar su género. De hecho, los contactos que les llevaban clientes potenciales a estas reuniones, recibían una compensación en forma de calzado.
A pesar de que el objetivo inicial de los ideólogos era vender los suficientes pares como para sufragar sus estudios o realizar algún viaje, el boca a boca generó tal demanda que se vieron obligados a alquilar un local al que los interesados pudiesen acudir directamente.
El contar con un punto de venta fijo, sumado al afán de Sasiambarrena y Saiz por apostar por la confección artesanal, supuso una importante pérdida de beneficios para Jonndo.
Sus creadores se negaron a poner su empresa en manos de ningún banco, por lo que acabaron cediendo parte de ella a catorce socios (en su mayoría familiares y amigos), que contribuyeron económicamente a su continuidad.
A día de hoy, esta nueva idea de calzado no sólo ha conseguido hacerse hueco en uno de los barrios más exclusivos de Madrid, sino que está a punto de abrir su primera tienda en plena Gran Manzana neoyorquina.
Para dar este paso, los jóvenes han contado con el apoyo de un socio americano al que maravilló el proyecto que había detrás de Jonndo.
Aunque este salto a Estados Unidos no se producirá hasta marzo, las expectativas son positivas: "Contar con un local en Nueva York es un escaparate para el resto del mundo" - comentaba Álvaro en una entrevista reciente.
Pero lo cierto es que el negocio está resultando tan próspero que ya se planea la apertura del que sería un tercer establecimiento en Barcelona.
El ascenso de Jonndo está siendo tan imparable que para el cierre de 2017, se prevén unas ventas superiores a los 25 mil pares de zapatos, además de unos ingresos que alcanzarían los 3 millones de euros.
De este modo, Álvaro y Eugenio se convierten en uno de los últimos y mejores ejemplos de emprendimiento en nuestro país, dos jovencísimos chicos que siguen con la mente puesta en la innovación de la marca que tanta popularidad está cosechando.