Se ha tardado casi tres semanas en llegar el primer tren de mercancías que partió de Yiwu, China, para llegar a su destino en la terminal de Abroñigal, Madrid, a lo largo de trece mil kilómetros de carretera que ha ido atravesando por los países vecinos de Kazajstán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y finalmente España, donde maquinistas españoles tomaron el relevo en una estación de Irún.
El primer tren Madrid-China ha recorrido estas carreteras como parte de un proyecto de prueba y análisis comercial con el objetivo de implantar una ruta definitiva para el transporte de mercancías que se venderán en Madrid estas navidades y que aportará datos económicos para el proyecto avalado por la empresa alemana Transfesa, filial de IRS y DB Schenker Rail, de la que también forma parte la española RENFE.
Con cuarenta contenedores y un peso máximo bruto en total de mil 400 toneladas, el tren ha transportado material de consumo de fabricación China, en concreto de la zona este, la zona de máximo desarrollo industrial; las locomotoras se han cambiado cada 800 kilómetros por precaución de recarga y se han realizado cambios de contenedores en Bielorrusia para su adaptación a la vía ferroviaria europea; se realizaron tres descargas de contenedores entre China y Kazajstán, entre Bielorrusia y Polonia, y finalmente en la ciudad española de Irún.
Durante la finalización de su ruta el pasado martes 9 de diciembre, estuvieron presentes la ministra de Fomento, Ana Pastor, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quienes afirmaron que a partir de ahora sólo queda evaluar su establecimiento definitivo para que esta línea ferroviaria logre un intercambio comercial entre China y España con la máxima seguridad y afianzamiento económico, un proyecto que podría iniciarse en la próxima primavera del 2015, en el que se están poniendo todos los recursos necesarios para incentivar este mercado, ya que actualmente la única conexión existente con China termina en Alemania.
Este proyecto ha ido tomando forma en este último año en el que los productos chinos que cumplen la reglas de la Comunidad Europea han tenido un fuerte crecimiento dentro del mercado español, por lo que el gobierno también ha intentado que los mercados chinos en España se mantengan dentro del margen de la regulación europea ocasionando el cierre de tiendas mayoristas que se encontraban laborando en la ilegalidad y el mercado negro, como el cierre ocurrido hace algunos meses del polígono industrial de los distritos madrileños de Leganés y Parla.
Dentro de los objetivos de intercambio comercial con China también se encuentra el llamado Eurovegas chino, proyecto que el presidente Mariano Rajoy ha cerrado en Pekín el pasado octubre, a su vez las múltiples compras de grandes locales comerciales por compañías chinas en España además de la compra de deuda española por parte del país oriental.