El Bayern Munich dio un batacazo enorme a la historia europea del FC Barcelona. Una cosa es perder con un equipo superior y en su mejor momento, pero otra es recibir 8 goles en unos cuartos de final de Champions League. El 8-2 es de proporciones bíblicas y de hecatombe mundial.

El Barça llegaba como víctima, pero nadie pensaba que íbamos a presenciar una de las goleadas más apabullantes de Champions y del fútbol en general. Por momentos parecía el Estadio Maracaná en el Mundial de 2014, cuando Alemania goleó 7-1 a Brasil. Esa misma sensación de demolición.

Bayern venía en una gran inercia y los culés todo lo contrario. El equipo de Flick superó en velocidad, físico, técnica, ambición y táctica. El 8-2 fue un repaso en toda regla y raro en equipos de estos niveles de fútbol.

Davies, Perisic y Kimmich hicieron lo que quisieron en la banda. La presión alta del Bayern fue tremenda. Muller ocupando espacios en toda la zona de ataque como es usual. Goretzka se sumaba cuántas veces quería arriba y rogaba balones. Gnabry generaba desequilibrio. Eso fue lo que exhibió el Panzer que fue el Bayern.

Barcelona ofreció jugadores lentos como Suárez arriba y Messi con pocos destellos. Pelotazos para tomar la espalda de los defensas y poco más . Un equipo caduco en idea, ejecución y con pobre dirección del DT y gerencial.

La goleada de 8-2 fue la explosión de lo que venía acarreando el club blaugrana con los fiascos de Turín, Roma, Anfield y otros más en cuartos de final. Messi se volvió a esconder en la gran cita en algo que será una mancha enorme en su carrera. Desde 2012 (Messi con 24 años), Messi y el Barça, han ganado una sola Champions en ya casi 10 años.

Muller y Perisic enterraron al Barcelona en la primera mitad

El Bayern de Flick alineó un 4-2-3-1 con Neuer en el marco más Alaba y Boateng como centrales. Kimmich que a veces es volante de media cancha para arriba, jugó de lateral. El canadiense Alphonso Davies ocupó la otra banda. Goretzka y Thiago ocuparon la media cancha pero con más funciones de ataque y de presión alta, que de contenciones puras.

Perisic y no Coman jugó a lado de Muller y Gnabry. Dos jugadores con gambeta junto al intérprete de los espacios. Y en punta el letal Robert Lewandowski.

Quique Setién con el Barcelona, usó un 4-4-2 con Ter-Stegen más la defensa endeble con Piqué y Lenglet. Alba y Semedo en banda y una media precavida con línea de 4 (deJong y Busquets acompañados de Sergi Roberto y Vidal). Arriba estuvieron Messi y Suárez. El primer gol cayó en el minuto 3 con un Lewandowski bajando de espaldas el cuero en el área. El polaco cedió a Muller que de una remató cruzado. Si bien el empate fue un autogol de Alaba, después el abarca tuvo un centro al palo de Messi y un mano a mano de Neuer vs. Suarez. A partir de allí comenzó el calvario bávaro.

En el minuto 22, la presión alta del Bayern surtió efecto con un robo de Gnabry a Sergi Roberto en la salida. El pase filtrado a Perisic, desembocó en el tiro potente cruzado del croata frente a Ter-Stegen. Goretzka en el 28, recibió de espaldas fuera del área y de una habilitó a Gnabry en el area chica por encima de su marca. El ex Hoffenheim definió raso frente a Neuer. Ese 3-1 marcó el final del encuentro. El cuarto gol fue a la media hora con centro de Kimmich y Muller cerrando a primer palo.

Lewandowski y Coutinho aumentaron la humillación

La segunda parte fue de anécdota con el gol de Suárez que dio leve esperanza a los blaugrana. Alphonso Davies se llevó a Semedo por la banda y dejó servido el pase para que Kimmich solo empujará el cuero.

Lewandowski con cabezazo solo a centro de Kimmich puso el 6-2. Los dos goles del prestado por el Barça, Coutinho, añadieron aún más sal a una herida profunda y con la carne roja y recién abierta. El 8-2 final pareció un partido del equipo titular del Bayern contra su similar pero juvenil. Una hecatombe de proporciones dantescas que dejaran tocado por siempre a un club como el Barcelona.