Uno de los responsables de la satisfactoria marcha de Osasuna en su vuelta a Primera ha sido el ‘comandante’ Luis Ezequiel ‘Chimy’ Ávila. Con 11 goles en 22 partidos, iba cobrando trazas de Messi en pequeñito, al menos como la referencia goleadora del equipo rojillo. El también jugador argentino fichado empezaba a generar su cierta dependencia, ese «pasadle a Will» de ‘El príncipe de Bel-Air’ como toda estrategia deportiva que disgustaba en el Barça de Valverde. Pero Osasuna no es un equipo que busque victorias y además un juego ofensivo, elegante y en bloque.

Si hay que pasadle al Chimy, se le pasa. Y que tiemble el portero rival.

Esa ‘chimydependencia’ se veía como un dulce regalo en el entorno del Sadar —el mítico estado de Osasuna que vivió 31 partidos sin perder hasta que el Athletic le bajó el suflé el pasado 24 de noviembre con un áspero 1-2— pero una grave lesión interrumpió la forja del nuevo ídolo del osasunismo. Ligamento cruzado de la rodilla izquierda o, lo que es lo mismo, se acabó la temporada.

Al menos jugó más en Osasuna que el actual entrenador del Leganés, el ‘vasco’ Aguirre, lesionado a las primeras de cambio con fractura de tibia y peroné, lo que supuso el fin de su carrera como jugador en España. Por suerte, pudo desquitarse como entrenador y hasta logró clasificar al siempre luchador Osasuna a Champions en la temporada 2005-06.

Veremos qué tal le va en el ‘Lega’ al entrenador mexicano.

¿A qué dedicó el tiempo libre fuera de los terrenos de juego Javier Aguirre durante su estancia en esa Pamplona tan desconocida y fría? Él mismo dejó dicho, en la presentación del libro ‘Porque somos Osasuna…’, de Daniel Ramírez, el pasado diciembre en Madrid, que prefirió solicitar la rescisión del contrato antes que «cobrar por no hacer nada».

Chimy Ávila busca distraerse tras su lesión de larga duración

Porque, ¿qué hace un jugador lesionado más allá de las horas de recuperación, rehabilitación, fisioterapia y demás? La PlayStation acompaña muchas horas, la lectura de grandes clásicos de la literatura, menos. Hoy, gracias a Instagram, podemos saber cómo llevan nuestros jugadores favoritos la convalecencia sin tocar balón.

Redes como Instagram permiten mantener el contacto con la hinchada y, de paso, mostrar las evoluciones y el trabajo para volver al nivel óptimo. ‘Retour au top’, decía la publicidad de unos grandes almacenes deportivos.

El Chimy Ávila sabe lo que es estar en horas bajas. Nada más nacer su hija, sufrió una grave infección que casi le causa la muerte, con dos paradas de corazón de las que se sobrevivió casi de milagro. Él mismo reconoce que, ante semejante trance, sólo pudo pedirle a Dios, entre lágrimas, que si salvaba a su hija cambiaría de vida. Era un chaval de 18 años de un barrio conflictivo de Rosario, la misma ciudad en la que siete años antes que él nació el legendario Messi. A los dos días, dieron el alta a la pequeña Eluney, la misma que aparece llorando en un vídeo de su cuenta de Instagram cuando se entera de que su padre ha quedado lesionado.

«¿Cómo llaman a papá? El ‘comandante’ verdad? Eso es porque es fuerte. Papá volverá más fuerte, ya lo verás», dice el Chimy ante la desconsolada Eluney.

You'll never walk alone

La vida de Chimy no fue fácil en la Rosario más lumpen y desfavorecida. Se cuenta que acudía a los entrenamientos de su no en autobús, a pie, o en limusina, sino, atención, a caballo. Y no como lo haría un terrateniente andaluz, precisamente.

Ahora lo vemos con su familia, en su casa de Gorraiz (un barrio residencial de las afueras de Pamplona considerado de lujo), celebrando su 26 cumpleaños. O viendo los partidos de su equipo con la ‘pata chula’ ante un enorme televisor de plasma. O sentado en el salón de su casa, ejercitando la pierna, no sin esfuerzo, en la que recibe sesiones de electroestimulación.

«Esta guerra la vas a ganar por goleada comandante» es uno de 492 comentarios de ánimo (hay ‘cracks’ que no tienen ‘haters’).

Los seguidores también pueden seguir las novedades hospitalarias. En otro vídeo, vemos al Chimy en la habitación de la Clínica Universidad de Navarra, tras la cirugía de reconstrucción de la rodilla. 193 comentarios de apoyo.

Luis Suárez y ahora Dembelé, del FC Barcelona; Diego Costa (ya más a tono), del Atlético de Madrid; o Ezequel Garay, del Valencia, son otros de los lesionados ilustres que han usado las redes como refugio y escaparate. En ese último caso, tras conocerse que se perderá la temporada, una foto de Garay con la pierna entablillada, del 2 de febrero, acumula más 82.012 likes y 3.766 mensajes de apoyo. Así es más fácil recuperarse que en los tiempos, aquellos duros ochenta, del ‘vasco’ Aguirre. Ahora más que nunca, 'they'll never walk alone'.