El caso de la joven promesa del golf, Celia Barquín, asesinada por Collin Richards, conmocionó al mundo hace unos años, pero ya hay sentencia en contra del joven. Tendrá que pagar 150.000 dólares como indemnización, además de cumplir cadena perpetua. El joven de 22 años de edad ha sido condenado por el juez de Story, perteneciente al estado de Iowa, y no tendrá posibilidad de libertad condicional por el delito de asesinato de primer grado.
Richards habría tenido problemas con las drogas y un largo historial de delincuencia
El tribunal del mencionado Distrito del Condado de Story ha emitido esta condena en contra de Richards, después de que el joven hubiera admitido que había apuñado a la deportista originaria de Cantabria, mientras estaba jugando al golf el pasado mes de septiembre en la ciudad de Ames, en el propio Estado de Iowa.
El medio “Des Moines Register” reveló que el condenado tiene problema mentales, además de antecedentes relacionados con el consumo de drogas. Problemas con los agentes de la ley y tener un expediente lleno de arrestos y violaciones de la libertad condicional que hicieron que terminase en la cárcel en el año 2017.
En junio del 2018, las autoridades decidieron dejarlo en libertad y tan solo tres meses después asesinó a la joven Celia Barquín. Richards se declaró culpable desde el primer momento y escribió una carta en la que aseguraba que haría todo lo que estuviera en su mano para ser una mejor persona. Durante el juicio, la fiscal del caso leyó una carta firmada por la familia de la joven donde explicaban que Celia era una joven con muchos deseos de vivir, que quería mejorar cada día para lograr sus sueños, pero sin perder la oportunidad para ayudar a las personas que se lo pedían.
La joven golfista fue asesinada mientras estaba entrenando
El 17 de septiembre del año 2018 unos golfistas encontraron una bolsa de golf tirada en la hierba cerca de Coldwater Golf Links en la localidad de Ames, en el condado de Iowa. El cuerpo sin vida de Celia Barquín apareció a muy poca distancia, flotando en un estanque, con heridas de arma blanca en la zona superior del torso, cuello y cabeza.
La policía mantuvo la teoría de que Richards acabó con su vida mientras estaba entrenando en un campo próximo al campus universitario donde estudiaba.
Los investigadores no tardaron en encontrar a Richards en un campamento donde vivían personas sin hogar muy cerca del campo y observaron que tenía rasguños en la cara y una laceración bastante profunda en la mano izquierda que intentaba que no se viera. También encontraron varias prendas de ropa machadas de sangre y una mochila en la tienda de campaña de Richards junto a un cuchillo que otros sin hogar aseguraron que era del propio Richards. Ahora, el joven pasará el resto de su vida en prisión.