Escalar es saludable al 100%, además de una excelente condición física, que se adquiere conforme vas escalando. Para ser un buen alpinista necesitas estar muy sano, ya que cualquier infección o problemas de salud puede triplicarse en la montaña. También debes tener un gran sentido de la responsabilidad, para contigo mismo, así como respeto por la montaña. Es necesario tener poder de decisión, ya que cuando estas a esas alturas es importante no dejarte vencer por el cansancio físico y la falta de oxígeno que en ocasiones puede desanimarte. Tener un buen oído es básico para captar el más mínimo desprendimiento de roca, lo mismo que sensibilizar las extremidades, para saber diferenciar entre sentir mucho frío o de hecho estarte congelando.

Contrario a lo que muchos piensan, para ser un alpinista no necesitas tener la constitución de Rambo. A pesar de que se usan todos los músculos del cuerpo, en la escalada en roca es mejor ser delgado, aunque eso sí, con músculos marcados. Ya que resulta que cuando más grandes sean tus músculos, más peso tienes y por tanto necesitas más oxígeno para moverte. Así que tus músculos deben ser finos pero muy resistentes. En montaña, en cambio, sí es bueno tener un poco más de masa muscular, porque se pierde peso en los ascensos.

Peligro en las alturas

Aunque el Alpinismo es un deporte increíble, muy completo y en el que estás en contacto con la naturaleza, también tiene sus riesgos. La gravedad que está en tu contra, la caída de Rocas, y el paso a través de glaciares con grietas profundas, son factores que te complican la vida.

Sin embargo, el peor enemigo a la hora de escalar es el viento. El viento trae consigo humedad y tormentas. Además, los vientos muy fuertes te impiden avanzar y dificultan la comunicación con tus compañeros. Por si fuera poco, el viento disminuye la temperatura del ambiente, y cuanto más rápido sea, menor será la temperatura.

Por eso es muy importante cubrirte muy bien con ropa impermeable y resistente al viento, en especial la boca, pues podrías llegar a enfermarte en la mitad de la escalada.

La cima es solo el primer paso

El hecho de que ya hayas llegado a la cumbre no quiere decir que el regreso es pan comido. Al contrario, el descenso de una montaña también tiene sus peligros, ya que además de que al hacerlo tu cuerpo y mente ya van cansados, la inercia que llevas puede hacerte una mala jugada.

Recuerda que al subir vas colocando tu peso paulatinamente en el hielo, en cambio, de bajada tiendes a poner más peso debido a la gravedad y esto podría provocar accidentes. Por eso es muy importante que seas igual de precavido al subir una montaña que al bajar. Lo mejor del alpinismo es que cada día aprendes algo nuevo, incluso a predecir el tiempo.