Prepárate

Caminas por suelo arenoso. Tus pies abrazan y moldean la arena. El viento la levanta en su ligereza. Forma una superficie, resultado de la erosión en un entorno en el que confluyen tierra y mar. Su composición y grosor de grano nos da una idea de las olas que podrá haber.

Decides aproximarte al agua corriendo al trote. Al tiempo que lo haces te sientes especial. Tienes una herramienta para surcar las olas desafiando la fuerza del mar y despiertas la admiración a tu paso.

Al llegar a la orilla compruebas el estado del neopreno y el resto del equipo.

Realizas ejercicios de calentamiento que simulan los esfuerzos a los que te verás expuesto dentro del agua. Estiras para que la contracción de tus músculos en el ejercicio no te cause problemas físicos.

Baño

Estás habituado a frecuentes baños y protegido por el equipo adecuado. No hay predicción de tiempo que te frene. A peores condiciones más único te sientes al superarlo. No dejas de mantenerte cauto ante un medio cambiante. Buscas el pico y te aproximas en su dirección. El avance es lento. Quieres que tu sesión se prolongue durante horas.

Por fin alcanzas la cercanía el pico. Entonces llega tu momento. La energía del mar proyecta una ola que se acerca en tu dirección. No hay miedo ni duda, solo determinación.

Tras una remada de aproximación, te encuentras en la falda de la ola remando hasta que sientes que te lleva. Entonces en apenas un segundo te incorporas con el impulso de tus brazos y te encuentras cabalgando la ola en una descarga de adrenalina que te conecta con el presente.

Dueño de tu dirección y capitán de un barco expuesto al oleaje, tus maniobras te permiten expresarte dentro de la ola y dibujar tu propio camino.

Desde giros bruscos hasta suaves balanceos o juegos con tu cuerpo en la vertical para regular la velocidad en esos sencillos pero tan disfrutados take offs.

Sientes una complicidad especial con los que te acompañan en el agua. Sólo ellos saben lo que es vivir el sueño de surfear y perder el contacto con la realidad.

Salida

Al cabo de un rato largo te sientes algo cansado y decides salir.

No es bueno apurar tu resistencia en el agua ya que un contratiempo como que se te suba la bola te puede dejar vendido.

Sales y vuelves a pasar por el suelo arenoso. Te embriaga una sensación de plenitud y desconexión. Sientes esa relación íntima con el mar. En cada baño desarrollas tu instinto. Todo ha terminado por hoy pero te quedan miles de olas por surcar en el futuro.

Descubre el mejor destino nacional para tus vacaciones de surf.

Os dejo un video en el que Kelly Slater nos muestra el surf en las olas perfectas de Tahití(Polinesia Francesa).

Buenos días y buenas olas,

AlberSurf.