Golden State entró mal y acabó peor en el partido. Un choque con mucha polémica arbitral que los Cavaliers mandaron de principio a fin, con la intensidad que requería y sobre todo con un nivel de anotación nunca visto en unas Finales de la NBA. Con un 54% de acierto desde el triple. Los de Ohio rompieron el encuentro a base de entrega, empuje, intensidad, juego colectivo y la presencia de dos jugadores descomunales.

Primero Kyrie Irving, máximo anotador con 40 puntos y una actuación memorable, incluso por encima del cuarto partido. Y después LeBron James, que con sus 31 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias supera a Magic Johnson como el jugador con más triples-dobles de la historia de las Finales con 9.

Además, el banquillo aportó y Tristan Thompson por fin apareció en la serie y fue decisivo en el rebote y la intimidación.

Mientras tanto, a los Warriors se les escapa la posibilidad de haber cerrado la eliminatoria a las primeras de cambio y de paso, el récord de 16-0 al que aspiraban para convertirse en el mejor equipo de la historia en los playoffs de la NBA. Los de Steve Kerr hicieron aguas por todos lados. Su defensa no funcionó, se perdieron en los bloqueos, ineficaces en el rebote, a años luz de la intensidad necesaria y sin Stephen Curry, centrado en asistir y perdido en el resto de aspectos, y precisamente fueron sus puntos los que más echaron de menos los suyos. Durant esta vez no fue suficiente ni sus 35 puntos.

Los Cavs enseñaron los dientes desde el primer segundo de partido y muy pronto comenzaron a irse en el marcador. Esta vez sí tuvieron respuesta en los peores momentos, sobre todo cuando los Warriors se dejaron ver con un parcial de 2-10 (31-25). Esa fue la última vez que los de la Bahía estuvieron tan cerca de remontar. A partir de ahí Cleveland fue un rodillo y se convirtieron en el mejor equipo en un primer cuarto de las Finales con su 49-33.

No consiguieron mitigar los visitantes la sangría, incapaces de frenar las embestidas de LeBron James y los bailes continuos de Kyrie Irving. Atendiendo a los números, no fue un mal primer tiempo de los Warriors, y es que sumaron 68 puntos, por encima del 50% en tiros de campo más de 15 asistencias y cerca del 40% en triples.

Pero enfrente se encontraron a una máquina perfecta como los Cavs, que se fueron hasta los 86 tantos al descanso con 13 triples y 59% de acierto.

Un arbitraje complicado

En el tercer cuarto llegaría la polémica. Green parecía expulsado tras unas protestas por una falta que le señalaron con técnica. 'The Q' protestó porque pensaban que Draymond ya tenía una tras un manotazo de este sobre Shumpert en el segundo cuarto, pero los árbitros aclararon que entonces la técnica recayó sobre Steve Kerr.

Los colegiados perdieron el control del partido con decisiones muy polémicas en ambos lados, y que remataron con la no expulsión de Pachulia, que dio un manotazo en los genitales de Shumpert en un forcejeo por la posesión.

Mientras tanto el Rey a lo suyo y dejó una jugada para la historia con un mate a tablero increíble.

Al contrario de lo que ocurrió en el Game 4, los Cavs no acusaron el cansancio y mantuvieron el nivel que exigía el guión de la remontada que persiguen en estas Finales. Al final, una actuación muy coral de Cleveland que les permite forzar un quinto partido en Oakland (madrugada del lunes al martes, 03:00h) un choque en el que los de Tyronn Lue estarán obligados a como mínimo estar muy cerca del nivel de este, algo que sobre todo en porcentajes de triples, se antoja muy complicado de repetir. Los Cavs creen, el Rey cree.