En el Fútbol los números no lo dicen todo, y los títulos tampoco. Una teoría que aplica para agigantar el legado de un hombre que pondrá fin a una carrera de 25 años para una sola institución, dentro de un país, y que prácticamente no consiguió pergaminos individuales, pero sí una imagen mítica: Francesco Totti.

Y es que la dirección deportiva de la Roma anunció a medios locales que "Il Capitano" colgará los botines al finalizar la presente campaña de la Serie A italiana; es decir, en un mes, por lo que se dará concluida una era sin parangón en la bota.

Una de dos décadas y media donde, hasta hace un par de cursos, el atacante de 40 años fue factor preponderante para el cuadro giallorosso y el Calcio.

Al margen de sus guarismos, esos que marcan 316 goles, 250 de ellos en la Serie A, donde es segundo en la tabla histórica, y 841 partidos (616 en el torneo doméstico), junto a la Bota de Oro obtenida en la 2006-2007, el Scudetto ganado como "10", capitán y símbolo de "La Loba" en la 2000-2001, además de otras cuatro conquistas con la escuadra capitalina (dos Coppa y dos Supercopas), y el Mundial 2006 en el que su Italia se coronó campeona, accionando en tres cuartos de cancha, con una diana de penal marcada en prórroga durante octavos de final, Totti será recordado en rol de jugador franquicia de un club, y referente de una liga durante 25 veranos.

Un romance eterno entre un icono que empezó en plan de recoge pelotas en el Estadio Olímpico por aquellos principios de los 90, previo a debutar como romanista en la 92-93, hasta convertirse en amo y dueño de una ciudad que es eterna.

Francesco Totti, la clase hecha futbolista

Si en la vida, la felicidad no se compra con dinero, en el fútbol la clase no la adquieren los títulos individuales ni colectivos. Simplemente, así se nace, al estilo Francesco Totti.

El ya legendario elemento dio sus primeros pasos actuando de enganche, por detrás de dos atacantes y retrasando en muchas ocasiones su posición para asociarse con los volantes de primera línea. Claro está, como buen cerebro, de exquisito toque, Totti siempre tenía en la galera un caño, rabona o espuelazo reservado, que ponía de pie a los tiffosi de "La Loba" o de "La Nazionale", incluso al hincha más objetivo de algún rival, tal fue el caso de algunos parciales madridistas en aquella vuelta de octavos de Champions, en la 2007-2008 en el Bernabéu.

Conforme avanzó el tiempo, perdió cambió de ritmo y zancada para arrancar desde atrás, pero ganó cuerpo, juego aéreo y oficio, con una pegada que aumentó en potencia y variabilidad, argumentos que notaron algunos de sus entrenadores a partir de septiembre 2006 en vías de colocarlo como centro-atacante, donde hizo goles por doquier, que lo elevaron a una nueva categoría, la del Bota de Oro citado anteriormente.

El momento en que los amantes de la Roma, y del fútbol en general, no querían que llegara, llegará en unas semanas. Francesco Totti se retirará pronto, como "Il Capitano" de la ciudad eterna, y del Calcio italiano. Lo hará como el futbolista que no necesitó de Balones de Oro (ni de Plata ni Bronce), ni Jugador FIFA del Año (hoy The Best), para convertirse en un mito del balompié.