El niño prodigio. La fuerza de la naturaleza. Con tales calificativos, Rafael Nadal irrumpió en el tenis a mediados de la década pasada, en vías de convertirse en el némesis de Roger Federer y completar una rivalidad que, al margen de ser considerada por muchos la mejor de la historia, devolvió al tenis a la cúspide universal.

Doce años han pasado desde aquel 2005 en el cual el zurdo mallorquín revolucionó el deporte blanco vestido de camiseta sin mangas y pantalones modo "pescador", y con ello, 14 grandes y 28 Masters 1000 a su cuenta. Claro, cada campeón tiene su handicap, y el de Rafa es Miami.

Conocido como el “quinto Grand Slam”, Key Biscayne se le ha resistido al legendario español, tanto que el domingo anterior cayó por quinta vez en un match decisivo en Crandon Park. Y de nuevo ante Federer, quien ya le había privado de coronase ahí precisamente en 2005, tras revertir dos sets. En la edición 2017, Roger fue mucho Roger y justificó el pletórico momento que vive, más propio del período 2004-2007 que del actual.

En el camino histórico de finales en Miami, Novak Djokovic (2011, 2014) y Nikolai Davydenko (2008) también se le atravesaron y atragantaron a Nadal; sin embargo, el mejor arcillista de todos los tiempos no bajó los brazos. En realidad, nunca los baja, ni los bajará; por algo, es el mayor competidor que haya pisado un court de tenis.

El legado del “Matador” va más allá de nueve Roland Garros y Montecarlo, ambos, récords absolutos, igual que los 81 lauros seguidos en arcilla. Del mismo modo, ser el único hombre en ganar el Golden Slam en sencillos (cuatro grandes y oro olímpico) no lo resume todo, ni las tres veces en las cuales cerró el año siendo número 1 del mundo (2008, 2010, 2013).

El de Manacor ha dejado en la retina de los más fervientes seguidores del tenis épicos y heroicos partidos en Australia, París y Wimbledon, que han traspasado las fronteras deportivas, siempre con un mensaje: el nunca bajar los brazos y siempre luchar ante la adversidad.

Sin el talento de Federar, Rafael Nadal es otro mito

Nunca tuvo el talento natural de Federer, ni la facilidad de jugar en pistas que menos le favorecen como los Djokovic o Murray; no obstante, nadie como Rafael Nadal en pro de perseverar, evolucionar y superarse a sí mismo.

No en vano ganó dos veces Wimbledon, contra todo pronóstico, siendo tres veces subcampeón, aunado a dos trofeos del U.S. Open, perdiendo una final. Ni hablar de Australia, donde se congratuló en una ocasión, a pesar de caer en tres míticos encuentros cumbres en cinco sets.

Es cierto, volvió a tropezar en una final en Key Biscayne, ya olvidó lo que es triunfar ante Federer y “Nole”, mientras que sus passing shots a la carrera y defensas no salen a relucir como en antaño; sin embargo, el legado de Rafael Nadal está más presente que nunca, así que no duden en que el mejor deportista español de todos los tiempos se va a levantar y lo intentará de nuevo en Miami, para 2018.