La leyenda del Ave Fénix, ese ave que al morir volvía a renacer de sus propias cenizas, le viene como anillo al dedo al mejor jugador de la historia del tenis, el Maestro Roger Federer.

Hace tan solo 8 meses, tras ser eliminado por Milos Raonic en semifinales de Wimbledon y decir adiós a la temporada para recuperarse de su lesión de rodilla, muchos críticos, especialistas y analistas de tenis especulaban con el fin de la carrera de FedEx, que se estaba convirtiendo en un camino de espinas en forma de lesiones constantes y rehabilitaciones a medias para el 17 (ahora 18) veces campeón de Grand Slam.

En enero regresó a las pistas para disputar la Copa Hopman, una exhibición que más que una competición seria se asemeja a una pachanga entre amigos. Sin embargo, nadie era capaz, ni él mismo, de vaticinar lo que estaba a punto de suceder. El Open de Australia, el primer Grand Slam del año, iba a ser el primer torneo serio que iba a jugar tras el mencionado Wimbledon. Roger iba dispuesto a hacer un buen papel y a probar hasta dónde era capaz de competir su cuerpo de 35 años y 7 meses de inactividad.

Vencer a Melzer en 1/64 y a Rubin en 1/32 entraba dentro de sus planes. En dieciseisavos vendría la primera prueba de fuego: Berdych. La superó en 3 sets y pasó a octavos, donde esperaba el siempre complicado Nishikori.

En 5 sets venció y los mismos analistas que le dieron por retirado comenzaron a sorprenderse por su nuevo sistema de juego: un juego verdaderamente ofensivo y un revés mejorado, a la par que su raqueta, que por fin se adecuaba a los nuevos tiempos inyectándole más presión en la punta.

Zverev cayó en cuartos y su compatriota Wawrinka en semifinales. ¿Y si gana el Open?

Tras ganar a Wawrinka, Federer bromeaba con al posibilidad de enfrentarse a Rafa Nadal en la final: ''Hace unos meses en su academia de Mallorca hablábamos de la posibilidad de organizar una exhibición benéfica. Ninguno de los dos, con mi problema de rodilla y su lesión de muñeca, imaginábamos poder enfrentarnos en la final del Open de Australia''.

Nadal ganó su partido contra Dimitrov y el deseo de Roger se hacía realidad, dos jugadores a los que se había dado por muertos volviendo a la vida.

Federer ganaría en 5 sets y lo que meses atrás era una utopía se convertía en realidad: su quinto Open de Australia y decimoctavo Gran Slam. Roger había vuelto. Próxima parada, y tras caer sorprendentemente en el ATP 500 de Dubai ante Donskoy en octavos: Indian Wells, primer Masters 1000 de 2017.

Robert, Johnson, Nadal, Kyrgios (por enfermedad) y Sock. Todos ellos eran vapuleados por la nueva versión (algo parecido a una segunda juventud) de Federer, que no cedió ni un break hasta la final ante Wawrinka. Lo que no perdió en todo el torneo fue un set.

A todos sus rivales les venció por 2-0 y levantó al cielo de California su quinto título de Indian Wells, convirtiéndose en el jugador más veterano en ganar un Masters 1000 con 35 años, superando a Agassi, que lo consiguió con 34.

Roger Federer ha vuelto. No sabemos hasta cuando, y es evidente que no le quedan muchos años de tenis, pero disfrutemos de lo que nos está regalando esta leyenda de nuestro deporte.

Próxima parada: Masters 1000 de Miami.