Pasó la madre de todas las desgracias. El Barça sale de París goleado por 4-0 y la clasificación para cuartos de final se pone muy cuesta arriba. El conjunto de Luis Enrique fue en equipo sin ideas desde el minuto 1 al 94 y el París Saint Germain fue todo lo contrario. Le salía todo, a todos los jugadores, desde Trapp hasta Cavani, pasando por un inconmensurable Rabiot.
El equipo francés, liderado por Emery, que tuvo su mejor noche desde que llegó a la ciudad del amor, fue indiscutiblemente superior al Barça en todas las fases del partido. Como si de una guerra se tratara, Messi y compañía se chocaban continuamente contra el muro parisino.
La herida de las tropas de Luis Enrique se abrió de par en par y se desangró en el centro del campo, la zona donde desde hace tiempo el Barça no es lo que fue. Un Busquets no recuperado totalmente de la lesión como para jugar un partido de este calibre, y un mermado Iniesta, no tuvieron ese punto de velocidad que requería la competición. El centro del campo del Barça hizo aguas, André Gomes no sabía dónde meterse. Lo que hicieron Di maría, Draxler y Cavani fue rozar la perfección tanto defensiva como ofensivamente.
Se juntaron el hambre con las ganas de comer. El PSG no sólo fue incuestionable atacando, la estrategia defensiva que Emery inculcó en sus chicos la llevaron de cabo a rabo. Messi desaparecido por los dos pilares que el técnico vasco sacó de pivotes.
Rabiot parecía Busquets en sus mejores tiempo, Verrati barría todos los balones que le llegaban a Leo y cuando no era él, eran los dos centrales intratables. Marquinhos ayudó con su experiencia en partidos así a un sublime Kimpembe, de sólo 21 años. El central canterano del París, se comió moralmente a Suárez, que no tuvo ni una sola ocasión para crear peligro al portero alemán del conjunto galo.
El Barça pecó de inocente en tramos del partido que requerían más balones al área cuando ya todo estaba patas arriba. Si a la línea defensiva le sumas que Di María jugó tocado por los ángeles. Suyo fue el primer gol y el tercero, con especial mención a este último porque fue una delicia de un jugador con una clase que quiso derrochar en el Parque de los Príncipes.
Julian Draxler, que desde que llegó al equipo francés esta de dulce, también quiso dejar huella en el partido marcando el 2-0 con un buen gol.
La guinda la puso al delantero Cavani con un gol de delantero centro, de no pensar, de sólo ejecutar y hacer soñar a la grada parisina. Una guinda que sabía a cuartos de final. El PSG estaba de fiesta y merecida.
Otro antecedente dramático
Sucedió el 23 de abril de 2013. El Barça visitaba Múnich para jugar contra el Bayern la ida de las semifinales de la Champions. El equipo catalán se llevó para casa un doloroso 4-0 de un Bayern Múnich que era rodillo. Esta vez el dolor es más grande por la fase en la que estamos y porque la ilusión se va muy pronto.
Nunca hay que dar nada por perdido, se dice. Nunca hay que perder la esperanza y menos en un equipo como este. La cosa está difícil pero teniendo a Messi en tu equipo soñar es casi obligatorio.