A partir del año 2000, gracias a la globalización, muchas empresas deslocalizaron sus fábricas y lograron mano de obra muy económica. El fast fashion o moda rápida se impuso gracias a productos low cost, de usar y tirar. Se dio en una época de crisis económica en que estos productos baratos encajaron gracias a la pérdida de poder adquisitivo de la sociedad. Y en época poscrisis se ha mantenido porque permite cambiar de ropa con más frecuencia.
Pero todo este consumo excesivo no es sostenible y además provoca altos niveles de contaminación. Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta y produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales juntos. En unos vaqueros, por ejemplo, se consumen 7.500 litros de agua.
La solución pasa por consumir menos para logar un menor impacto ambiental reduciendo la cantidad de ropa que se compra, reutilizando la que ya se tiene y reciclando en contenedores específicos. Es decir, lo que se conoce como el principio ecológico de las tres "R". A continuación, algunas ideas.
COMPRAR MADE IN SPAIN
Mirar la etiqueta de la prenda para asegurarse de que se han respetado los derechos humanos en su fabricación, bien porque tenga el sello de comercio justo o bien porque en la expresión "made in" figure un país con garantías de condiciones laborales dignas. Y nada más digno que comprar moda "made in Spain" y, si es posible, de marcas sostenibles. Además, de esta forma, se apoya a la economía propia.
LEER LA ETIQUETA DE COMPOSICIÓN DE LA PRENDA
Asegurándose de que las materias primas sean sostenibles (algodón orgánico, fibra de bambú, tencel, lino, cáñamo, tela reciclada). Se recomienda, además, que la tela no sea mezcla de natural y sintético, ya que es más difícil de reciclar y degradar.