El Concilio de Troyes, celebrado en 1127, supuso el inicio de una de las órdenes militares que más ríos de tinta ha generado, así como leyendas y misterios habidos y por haber. Se trata de la Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como los Templarios y que a día de hoy siguen despertando curiosidad entre los historiadores y los lectores amantes de lo oculto y lo heterodoxo.
En aquel Concilio de Troyes, junto con otros caballeros, Hugo de Payns consigue fundar la Orden del Temple. El será quien se convierta en santo y seña del grupo de monjes guerreros que consiguieron asentarse en toda Europa bajo el pretexto de proteger los caminos a Tierra Santa y luchar contra el infiel.
Sin embargo, existen muchos interrogantes sobre los primeros años de los Templarios, e incluso algunos datos sobre su fundador son contradictorios. Esto obliga a acudir al terreno de las leyendas, donde una de ellas está relacionada con lo que hoy es Cataluña.
Rafael Alarcón asegura que los Templarios fueron fundados 'por un español'
La historia oficial cuenta que Hugo de Payns nació en un lugar desconocido de la Champaña francesa, aunque nunca se ha especificado cuál concretamente. No obstante, hay historiógrafos que no están de acuerdo con esta afirmación e incluso ponen su mira en Cataluña para descubrir el posible origen del primer Gran Maestre de la Orden del Temple. Uno de ellos es Rafael Alarcón, quien en su libro 'La otra España del Temple' asegura que los Templarios fueron fundados "por un español".
Para Alarcón, junto a otros estudiosos, el verdadero Hugo de Payns se llamaba Hugo de Pinós-Bagà, hijo del por entonces almirante de Cataluña y de doña Berenguela de Montcada. Lo que ocurre es que en vez de portar su apellido, optó por tomar como apellido el nombre de su lugar de origen, pasando a la Historia como Hugo de Bagà.
Y según el investigador, los franceses afrancesaron el nombre del Gran Maestre, convirtiéndolo en Hugo de Payns al tener más aceptación en este territorio la Orden del Temple.
El documento que demostraría que el primer Gran Maestre templario era catalán
Alarcón se apoya en un documento anónimo en catalán redactado en 1622. Se trata de un memorándum que declara "la inscripción griega de la cruz de la iglesia de San Esteban de Bagà, cabeza de las Baronías de Pinós, guión de la Armada, que tomó Tierra Santa, año de 1110" y que está firmado por "Hugo de Bagà, primer Maestre del Temple".
El manuscrito cuenta que entre los caballeros que fueron a la Primeza Cruzada se encontraba Hugo de Pinós-Bagà junto a su hermano Galcerán. Ambos hermanos participaron en la conquista de Jerusalén, pero sintieron la necesidad de crear una milicia que defendiera a los peregrinos que comenzaban a acudir a Tierra Santa, cuya sede estaba en las ruinas del Templo de Salomón.
Rafael Alarcón concluye asegurando que no es la única vez que han afrancesado el nombre de Grandes Maestres del Temple, ya que se habría hecho hasta en cuatro ocasiones. Pero como muestra de que Hugo de Pinós fue el fundador de los Templarios, asegura que en Bagà existió un importante enclave donde la orden, que no olvidaría su origen catalán, campaba a sus anchas con honores y tranquilidad.