Fidel Pantoja, según lo que pensaban sus familiares, había muerto el pasado 7 de abril a los 50 años de edad; pero, nueve días después de ser enterrado, sus gritos fueron escuchados en el cementerio en el que fue sepultado su cuerpo, en el camposanto de Llorente, en la localidad de Tumaco en Colombia. Los vecinos que escucharon los gritos y decidieron desenterrarlo al hombre y llevarlo, de manera urgente, a un centro de salud próximo.
Según explican los familiares de Fidel Pantoja, el hombre falleció en el hospital de Ipiales, en Colombia, tras haber perdido una gran cantidad de sangre.
Había ingresado en el centro sanitario a causa de una serie de problemas pulmonares y por su delicado estado de salud, aunque, en ningún caso su círculo cercano pensaba que el hombre podría haber acabado falleciendo. Su mujer, María Gladys Marín, tuvo que ser ingresada por los propios médicos ya que sufrió una crisis nerviosa al no aceptar que su marido pudiera seguir vivo, según se ha publicado en el medio de comunicación “El tiempo”.
La mujer se negaba a marcharse, ya que estaba convencida de que su marido iba a volver
Pero, el pasado martes 16 de abril, nueve días desde que el hombre falleciese, varios vecinos cercanos al cementerio donde había sido enterrado, aseguraban que habían escuchado gritos que procedían de la bóveda donde el hombre había sido enterrado en el propio cementerio de Llorente, en la localidad de Tumaco.
Por lo que tomaron la decisión de desenterrarlo y llevarle con urgencia al centro de salud más próximo.
Los médicos, en un primer momento, aseguraron que no hallaban signos vitales en el cuerpo de Fidel Pantoja. Pero, los vecinos decidieron insistir, ya que estaban convencidos de que su vecino había resucitado de entre los muertos, por lo que los médicos tomaron la decisión de derivarlo al Hospital San Andrés, donde los facultativos volvieron a certificar el fallecimiento del hombre.
Por todo ello, los médicos han tomado la decisión de llevar a cabo una necropsia para poder saber qué ha podido suceder para que hayan escuchado los supuestos gritos procedentes de la bóveda. La necropsia es parecida a la autopsia; pero, se emplea más desde un punto de vista criminalístico. El examen se realiza más para centrarse en el lugar en el que han tenido lugar los hechos y se realiza un estudio sobre los indicios y las herramientas que se emplearon en el momento de la muerte.
Este caso recuerda al de Rosangela Almeida que fue enterrada viva el año pasado, en el 2018
Varios testigos aseguraron que habían escuchados gritos provenientes de su tumba. Tras once días de tener lugar el funeral y ante las sospechas de que la mujer pudiera seguir con vida, las autoridades tomaron la decisión de exhumar el cuerpo. El ataúd tenía signos de que los vecinos decían la verdad: uñas clavadas en la tapa, manos con heridas, arañazos en las propias manos y en la frente de la mujer e, incluso, restos de sangre. Incluso, varios familiares aseguraban que el cuerpo de la mujer seguía tibio, lo que demostraría que la mujer fue enterrada viva.