Cada vez hay más personas que tienen la sensación de que el día no es lo suficientemente largo para acometer todo lo que tienen que hacer y se encuentran arrastrando obligaciones o cosas pendientes que se van acumulando. Pero los expertos hablan de que el problema no está en tener más tiempo, está en saber hacer frente a lo que se conoce como “cansancio emocional”.
El mundo moderno nos obliga a vivir bajo un ritmo frenético que nos provoca una sensación de agotamiento perpetuo.
A causa del estrés, la multitarea o las preocupaciones no somos capaces de dejar descansar nuestra mente ni un solo segundo.
Ser capaz de combatir el cansancio emocional nos va a hacer mucho más productivos
Lo primero, tendremos que reconocer los síntomas del cansancio emocional para hacer frente al mismo. Algunos de los síntomas más comunes son pérdidas de memoria y falta de atención. El cansancio emocional provoca que no seamos capaces de prestar atención a lo que sucede a nuestro alrededor. También son frecuentes los episodios de hipersensibilidad y de baja motivación:
- Hipersensibilidad. Como las sensaciones están al límite, va a ser mucho más sencillo que tengamos reacciones extremas. Las personas con cansancio emocional suelen sufrir de tristeza, depresión o enfados repentinos con más facilidad.
- La motivación es baja. La fatiga emocional suele provocar episodios de pensamientos negativos y no sentir entusiasmo por lo que estamos haciendo.
El cansancio físico es una señal de estar mal mentalmente
Muchas personas que sienten cansancio emocional suelen sufrir fatiga crónica: pueden dormir hasta diez horas seguidas y levantarse igual de cansados, ya que no logran descansar.
Para poder evitar el cansancio emocional estos consejos son muy útiles:
El derecho a descansar. Para poder evitar la sensación de cansancio emocional es básico ser capaz de lograr calma. Cada día hay que tener tener media hora para relajarse.
Meditación. Muchas personas a las que les cuesta desconectar han encontrado en la meditación una ayuda. Está demostrado que meditar hace que aumente la capacidad de control mental y de gestionar las emociones. Además, aumenta la agudeza mental.
Evitar la conocida como “sobreestimulación”. La mente, actualmente, recibe una gran cantidad de información sensorial. Por eso es cada vez más difícil lograr concentrarse. Se recomienda que mientras estemos trabajando dejemos el teléfono móvil a un lado, no hagamos caso de las notificaciones ni de lo que nos cuentan los compañeros.
En el tiempo de descanso no hay que pensar en el trabajo. Cada actividad tiene su momento.
Hay que ser realista. Muchas veces la ansiedad viene por tener un listón muy alto y pensar que se pueden hacer varias cosas a la vez. Está demostrado que esto reduce la capacidad productiva en lugar de aumentarla. Hay que priorizar, empezar por lo que es más urgente o importante. Si un trabajador sufre ansiedad no será capaz de acabar las tareas, ya que irá más lento.