Este país tropical que se encuentra entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico ha conseguido convertirse en un país de renta media y disfrutar de unos niveles de prosperidad bastante altos. Algunos piensan que la receta son la paz, la prosperidad y la seguridad.
No tiene fuerzas armadas
Estos "ingredientes" mencionados anteriormente van de la mano con su falta de militares. Costa Rica ha sido el primer país del mundo en renunciar a las fuerzas armadas. El 1 de diciembre el 1948 tras una guerra civil, bajo la administración del presidente José Figueres Ferrer, Costa Rica puso punto fin a la carrera militar.
Hecho que a primera vista parece una locura, pero desde entonces el país no ha sufrido ninguna guerra o algún golpe de Estado. De hecho, Costa Rica ha sido el país que ha tenido el periodo ininterrumpido de gobiernos democráticos más largos de toda Latinoamérica.
Un país muy verde
Costa Rica tiene el color verde como identidad, ya que el sinónimo de estas tierras es de biodiversidad. Con una superficie casi 10 veces más pequeña que la de España o 25 veces más pequeña que la de Perú, se calcula que este país tiene en su territorio más de un 5 por ciento de la biodiversidad mundial. Y esto no es solo una seña de identidad, sino que también potencialmente una ventaja competitiva. Ya que ha servido para el desarrollo de una industria turística muy fuerte, además del crecimiento de una "marca-país" sugestiva, es decir la creación de productos locales de un valor superior para el consumidor internacional.
Potencia ecológica
Hoy en día, más del 25 por ciento del territorio nacional está protegido y la mayor parte de la electricidad procede de fuentes renovables: energía hidroeléctrica, geotérmica y eólica. Costa Rica es el único país de la región y uno de los muy pocos del mundo que ha conseguido revertir la deforestación. El territorio cubierto por bosque ha pasado del 21 por cierto en 1987 a más del 50 por ciento actualmente.
Esto se ha conseguido gracias a un sistema de pagos por servicios ambientales, que se saca de una parte de los impuestos sobre los carburantes. Estos impuestos van dirigidos al fondo para el Financiamiento Forestal de Costa Rica, dinero que retribuye a los propietarios de las fincas y bosques que voluntariamente quieren sumarse al programa para conservar el espacio natural y poner en marcha proyectos que ayuden a su fortalecimiento.
Además, muchas empresas también contribuyen a este fondo para compensar su impacto sobre el medio ambiente, es decir una responsabilidad social corporativa, la cual es promovida por el Estado. Esta política trae muchas cosas positivas, como el reconocimiento del daño causado al medio ambiente por algunas corporaciones y la protección de las áreas naturales.
Definitivamente, Costa Rica debería ser un ejemplo a seguir no solo para los países latinoamericanos, si para todo el mundo.