La caricia es todo aquello que se relaciona con el reconocimiento de la presencia del otro. Cuando llegas a casa de un día difícil en la universidad o en el trabajo, y descubres que tu mamá está muy ocupada en el teléfono, tu papá no ha llegado del trabajo y tus hermanos están en su mundo, te quedas con ganas de un “buenas tardes” o un “cómo te fue hoy” o un “te ves cansada, siéntate a comer y te sentirás mejor”. Todos esos comentarios que no llegan y que deseas son precisamente las Caricias a las que nos referimos. Es que las caricias no solo se dan con las manos; es más, las caricias verbales son muy importantes porque nos alientan, apoyan, entusiasman, motivan y le dan un masaje a nuestra autoestima.

Cuando no tenemos nuestra dosis de caricias, lógicamente, sientes que te falta algo. O sea que, por más que digas que para nada son importantes, estarás buscando una, por pequeña que sea. Es que son como vitaminas para la vida; por eso, si no las tienes, te sientes débil y sin ganas de hacer cosas. Como ves, la lista podría llenar cientos de cuadernos. Es que las caricias tienen tantas formas de presentarse que no acabaríamos de numerarlas. Y por sobre todas las cosas, son gratis.

Caricias positivas vs Caricias negativas

Las caricias positivas son aquellas que nos alimentan el alma, mientras que las negativas, las que duelen, nos adelgazan. Ser el centro de críticas o que nos estén comparando con otras personas es el caso típico de caricias negativas.

Por su parte, las no caricias también existen. Cuando no hay caricias positivas ni negativas, es decir, que nos sentimos ignoradas, generalmente buscamos que nos pongan atención. Es el caso de “descariciamiento”: si no sientes caricias, andarás en su búsqueda, aunque eso implique que, en vez de cariños, recibamos un balde de agua helada o rasguños en el alma.

Por ejemplo: sientes que nadie te presta atención, que no les importa lo que tú haces, que no te preguntan cómo te sientes o que andas haciendo, entonces tratas de hacer algo para llamar la atención (bajar tus calificaciones o llegar tarde a cada). A veces ni te darás cuenta de que lo haces para que te hagan caso, pero lo que si logras es que te regañen horrible y que te sientas más “desacariciada”.

En este sentido, las caricias positivas no solo alientan a las personas, también sirven para dirigir la conducta. Las caricias negativas, en cambio, provocan sentimientos de ira, de malestar y de incompetencia. Por último, las no caricias provocan algo parecido a las caricias negativas: generan un sentimiento de vacío y de poco valor personal, como si no le importaras a nadie.

¡No confundas!

Las caricias a las que nos referimos son Emocionales, para nada te sugerimos que le digas a alguien que te acaricie la espalda o que te abrace como si fuera el chico que te gusta. Claro que si quieres que algo así suceda, solo piensa si es lo adecuado y si estas en el momento preciso, porque si no lo analizas, puedes recibir una caricia negativa o la tan temida no caricia.