La vidriera de la catedral

¿Alguien ha imaginado el escudo de su club de fútbol en la vidriera de una catedral? Puede que sea el sueño de muchos seguidores de un club. El fútbol es el opio del pueblo o la nueva religión; pero es verdad que hay un escudo en una catedral. En la Catedral del Mar, en Barcelona.

No es ningún sueño. Tampoco es una falta de sensibilidad hacia la Iglesia o hacia la catedral. No se puso por imposición ni por obligación ni por falta de ética. Se colocó allí porque el club de fútbol, el F.C. Barcelona, donó dinero para restaurar la catedral de un incendio que duró 11 días, durante los inicios de la Guerra Civil Española.

Fue en 1938 cuando a propuesta del escultor Frederic Marés, se iniciaron los trabajos de restauración que conllevarían al cambio estructural de la catedral. Se instaló el archivo de la parroquia en el piso superior y algunas bóvedas del deambulatorio se derribaron, que tenían valor arquitectónico, ya que fueron construidas en el siglo XVI.

Se pidió dinero a gremios y entidades públicas y privadas de Barcelona para la restauración de la catedral. La generosa aportación del club a la restauración conllevó que Pere Cánovas colocara un escudo del Barça de pequeño tamaño con el que decorar la vidriera de la catedral, como muestra de agradecimiento hacia la entidad. Esta vidriera se encuentra en el segundo piso de la catedral.

Ese es el motivo por el que hay un escudo blaugrana en una catedral gótica. La novela de la Catedral del Mar, de Ildefonso Falcones, nombra a esta catedral, que ya es mundialmente conocida.

Guerra Civil Española

Los hechos que conllevaron a la puesta en marcha de este proyecto relacionado con el fútbol, pero que simplemente fueron debidos al horror de la guerra civil que acababa de germinar en nuestro país, son de todos conocidos.

Existía cierta animadversión hacia la Iglesia en un momento en el que los fascismos comenzaban a campar por sus anchas en una Europa convulsionada por estos movimientos radicales.

Fue una muestra de apoyo al club de fútbol de Barcelona, pero no deja de ser algo chocante, ya que después de todo, es una iglesia y los más puristas encontrarán, además de chocante, quizás hasta de mal gusto para el creyente, que encuentra en su lugar de refugio espiritual un emblema de un club de fútbol que no tiene nada que ver con la religión católica.

La religión no es la mejor defensa para el espíritu, pero como dijo Jesucristo, al César lo que es del César, y a Dios lo que es Dios.

O lo que es lo mismo, que no hay que mezclar churras con merinas. ¿Y si hubiera sido el creador de Playboy el que hubiera donado dinero? Dejando las bromas y los chascarrillos, sencillamente fue una muestra de afecto y no creo que un escudo de fútbol pueda hacer mucho daño al conjunto arquitectónico.

Pero es un pegote.