Hay muchos productos con nombres extraños que aseguran tener cualidades increíbles, hablamos del té de maca, aceite de coco, semillas de chia, bayas de goji, espelta, o, el mas conocido, la Quinoa; la realidad es que el mercado está lleno de todos estos productos.

Los "superalimentos"

El término "superalimentos" en realidad no está creado por la comunidad científica, sino mas bien por las redes sociales y el marketing de las empresas, las evidencias científicas que corroboren estos "superpoderes" de las plantas son casi inexistentes. Es mas, incluso los dietistas y nutricionistas aseguran que los productos en sí no podrían ser nunca "superalimentos" y que para llevar una buena dieta solamente debe de ser variada y equilibrada.

Gemma del Caño, experta en industria alimentaria, hace una reflexión: "Es una nueva moda. ¿Por qué les llamamos "superalimentos" si tienen casi las mismas características que otros, pero unos lo son y otros no". Ella misma se responde y afirma que las únicas características diferentes a los demás productos para poder llamarlos así es que son "nuevos y desconocidos" o "exóticos".

Los datos corroboran la afirmación de Gemma del Caño, ya que en el último año, según el informe sobre alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, el consumo de estos alimentos ha aumentado considerablemente, hasta un 132% como entrante, 105% como plato principal y 223% como plato para compartir.

Los expertos aseguran que la gente piensa que estos "superalimentos" van a ser "los salvadores de nuestra salud", y la gente los utiliza para compensar las dietas tan malas que hay, siempre es mejor utilizar soluciones fáciles a llevar una dieta equilibrada y sana, afirma Estefania Toledo.

Desinformación de las personas

Algunos expertos aseguran que la población es vulnerable a todos estos ataques del marketing por la falta de información y las empresas se aprovechan de ello.

Estas suelen aprovecharse de "medios estudios o medias verdades" para engañar a la gente con términos desconocidos, sobre todo a las personas de bajo nivel cultural.

Los expertos insisten en que se debe regularizar la publicidad directa para que no puedan hacer afirmaciones sin dar fundamentos de que son ciertas. También proponen campañas de información para los ciudadanos y que los impuestos sean bien diferenciados entre los alimentos que realmente son saludables y los que no lo son.