"Esta pastilla es como una comida imaginaria […] Esta píldora envía el mismo tipo de señales que normalmente se producen cuando ingieres mucha comida, de manera que el cuerpo empieza a dejar espacio libre para almacenarla, pero no hay calorías ni cambios en el apetito". Estas son las sorprendentes y polémicas declaraciones de Ronald Evans, el autor del estudio llevado a cabo por científicos del Instituto Salk (Estados Unidos) y que acaba de ser publicado por la revista Nature Medicine.
A pesar de que pueda parecer un peligro para la salud pública, en tanto que aparenta constituir un nuevo recurso más para los pacientes de anorexia o bulimia, el equipo de científicos se defiende alegando que el objetivo de esta investigación no es otro que el de paliar los efectos de la Obesidad y otras enfermedades metabólicas relacionadas con el colesterol.
El equipo de investigación ya se encuentra trabajando para poner en marcha ensayos con humanos, a fin de probar la eficacia del nuevo compuesto en los enunciados tratamientos.
Por el momento, las pruebas realizadas con animales han revelado un notable descenso sobre sus niveles de colesterol y un mejor control de la glucosa, además de que, se presume, es posible evitar algunos tipos de cáncer y de otras enfermedades cardiovasculares.
Una de las principales ventajas del futuro medicamento es el hecho de que a pesar de suministrarse en tomas por vía oral solo manifiesta sus efectos una vez llegado al intestino, con lo que reduce así los efectos secundarios en otros órganos y mejora considerablemente su funcionamiento.
Tendremos que esperar para observar las repercusiones sociales que tendrá esta nueva medicina. Seguramente no tardan en aparecer asociaciones médicas que cuestionen su eficacia o las consecuencias que ésta traiga, sobre todo en el caso de mujeres adolescentes (el perfil más común entre quienes padecen anorexia).
Otro debate importante será el hecho de que la Seguridad Social pueda cubrir parte de su precio con receta médica.