El agón es una palabra Griega que significa desafío, contienda o disputa, tanto para la lucha, la justicia, la filosofía y para todos los ámbitos de la vida. Las Olimpiadas son el más claro ejemplo de lo que significa el espíritu agonal, la competición, el deseo de ser mejor, de ser el primero, siempre ante un adversario digno y respetando las reglas que aprobaban los dos contendientes.

En los juicios, se lucha por la verdad, donde acusado y acusador (protagonista y antagonista), debaten ante un jurado y unas leyes y el agón será la superioridad del honor de las personas implicadas.

En la antigua Grecia se inculcaba el espíritu agonal a los niños, enseñándoles a la competición pero sin encono. En la educación espartana estaba dirigida para la preparación militar (el agogé) y en la educación ateniense (kalokagathia) era una combinación de armonía física y espíritu, virtudes cívicas y razón, música y entrenamiento del cuerpo.

Nietzsche, en su obra habla sobre el hombre agonal de la cultura Griega. En la tragedia de Apolo y Dionisos, como fuerzas opuestas o en Eris de Hesiódo que incentiva a los hombres a la envidia. Nietzsche dice que cuanto más grande y elevado es un griego, más luminoso es en él la llama de la ambición y el instinto de rivalidad. Así se fomenta el esfuerzo y la excelencia, el agón tiene así un carácter productivo, permitiendo que los vencedores sean distinguidos.

Este espíritu es el principio de los cambios y las diferenciaciones, generando nuevas órdenes, jerarquías y héroes. El gran filosofo también dice: un hombre noble no soporta ningún otro enemigo que aquel en el que no hay nada que despreciar y si muchísimo que honrar. Engrandecer al oponente, es una manera productiva de que el combate sea un triunfo que invoque un esfuerzo mayor, el resultado es la superación a uno mismo.

Entender la filosofía como un hombre agonal, significa que nos vemos reinterpretando el dialogo, escuchando los diversos puntos de vista. Ahora que entendimos aproximadamente qué es el agón, trasladémoslo a la vida del siglo XXI. Seguro que hay ejemplos buenos y malos, en el sentido que los griegos le dieron a este espíritu no, aunque vemos que hay concursos por la TV de todas calañas, la mujer y el hombre de la calle, hacen sus luchas más bien con contrincantes fácilones, los sueños ideales, son también muy cómodos, y aunque andamos en la vida preguntando sobre todo aquello que nos interesa, solo lo hacemos para no hacer nada.

Estamos instruidos para lo inmediato, para lo rápido, queremos estar cómodos, tranquilos y ociosos , pero tiene que ser para "ayer " y entonces la única forma para lograr eso es ser conformistas, y esto, por supuesto, nos impide tener espíritu agonal. Debido a esto todos y cada uno de nosotros nunca dimos todo lo que pudimos frente a cualquier circunstancia de la vida, bueno, también pudimos hacer menos, pero no es nuestra culpa, nunca nos enseñaron a ser hombres y mujeres agonales, más bien nos enseñaron a que: hay esto y solo esto, y si pensabas un poquito más que tu interlocutor, te cruzaban la cara o directamente te ponían en penitencia, nos obligaron a no cuestionar, a recibir las cosas y no pelear por un poco más, nos instruyeron en la religión, en la política y en la urbanidad que la sociedad y la familia dictaban.

Aunque tengamos ya unos añitos, deberíamos aprender de los antiguos griegos y competir contra los mejores contrincantes, respetar los rivales, luchar por conocer, afán de superarnos, soñar imposibles y subir nuestras metas. Invito a leer los mejores textos de la antigüedad, de cualquier país, pues ellos nos abren la mente para un conocimiento mucho más amplio de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.