Greg Elliott, un hombre canadiense de 54 años de edad, podría ser acusado de acoso por expresar en Twitter su opinión contraria a una campaña de las activistas feministas Steph Guthrie y Heather Reilly, con la que querían avergonzar a un joven de Ontario.

Con cuatro hijos, Elliott fue arrestado en 2012 y despedido de su trabajo como diseñador gráfico, después de que se opusiera al plan de Guthrie y Reilly de generar "odio en Internet" hacia un chico que había diseñado un juego online que permitía al jugador simular que golpeaba en la cara a la blogger feminista Anita Sarkeesian.

Elliot expresó en Twitter que el plan de las dos activistas "era tan perverso como el juego de los puñetazos en la cara", y que podría llegar a inducir al joven a cometer suicidio, pidiéndole a Guthrie y a Reilly que no continuaran con su plan.


En ese momento las activistas respondieron a Elliott que su negativa a apoyar el plan de generar odio, constituía un caso de "acoso criminal". Cabe destacar que Greg Elliott anteriormente había apoyado a las activistas con diseños gratuitos para sus campañas.


Esta absurda situación es debida a las autoritarias leyes anti-acoso de Canadá, que permitieron que las activistas solo tuvieran que afirmar que esos tweets las hicieron "temer por su seguridad" para poder denunciarlo sin tener que aportar más prueba que su palabra.


En otras palabras, si Elliot es finalmente condenado, las feministas de Canadá podrían denunciar a cualquier persona que no estuviera de acuerdo con ellas por "acoso criminal" y enviarlas a prisión. 


Guthrie y Reilly afirmaron que Elliot las estaba acosando por meramente etiquetarlas en tweets. En ningún momento Elliott hizo ningún comentario dirigido a las dos activistas que se pudiera interpretar como "acoso sexual, incitación al odio o violencia verbal" según las declaraciones del detective de la Policía de Toronto, Jeff Bangild.


El peor comentario que hizo Elliot en sus tweets, fue en el que se refirió de manera indirecta a las activistas como "gordas" y "feas".


La columnista del The National Post, Christie Blatchford denunció que si el juicio, que se espera para el 6 de octubre, diera como resultado a Elliott como culpable, "podría tener enormes consecuencias potenciales en contra de la libertad de expresión". La idea de que alguien pudiera ser arrestado y encarcelado por participar en un debate online "tendrá un efecto negativo en la capacidad de las personas para comunicarse, y no solo en Twitter", declaró el abogado de Elliott.


Lo realmente insultante del caso, es que Elliott sí estaba siendo sometido a un acoso muy agresivo por parte de Guthrie y Reilly, cuando las dos activistas comenzaron una lluvia de tweets fomentando el odio hacia Elliott. Incluso un amigo de las feministas se hizo pasar por una niña de 13 años acusándolo de pedófilo.


Este caso demuestra una vez más la catadura moral de los adoctrinados por ciertos tipos de activismo, convirtiéndose ellos mismos en problemas infinitamente peores que los que denuncian con sus campañas inmorales y faltas de valores, promoviendo el odio y la enfermedad mental entre los seres humanos camuflándolos con bonitas palabras como "libertad", "igualdad" y "derechos".