Un agente de la Policía Nacional logró salvarle la vida a su hija de 3 años. Todo ocurrió después que la pequeña acudió a su clase de natación en una piscina de 5 metros de largo por 15 de ancho. Miguel Castro, el progenitor de la menor, dijo que los familiares podían mirar a sus hijos a través de unas ventanas. Todavía el progenitor de Valeria intenta superar "el susto".
El agente de la Policía Nacional relató el episodio en la piscina
Miguel Castro explicó que en un primer momento no podía ver a su hija, pero pensó que quizás se encontraba en “un punto ciego”. Unos segundos después, el agente de la Policía Nacional en la comisaría de Viveiro (Lugo) observó cómo una monitora cargaba un cuerpo. En ese momento, sonó un grito que dejó conmocionado al padre: “Valeria, Valeria”.
Rápidamente, el hombre entró al lugar de la piscina y comprobó que su hija era “un cuerpo muerto”. Miguel Castro dijo que había “silencio” y que todavía no le había visto el rostro a la niña.
Acto seguido, el policía le arrebató la pequeña a la monitora. Sin embargo, el padre reconoció que en aquel momento llegó a la conclusión de que las cosas no iban a estar bien.
La niña no reaccionaba tras ‘cuatro golpes escapulares’
El hombre le dio “cuatro golpes escapulares”, pero Valeria no reaccionaba. Cuando le dio la vuelta al cuerpo, Miguel Castro se dio cuenta de que su hija estaba “violeta”, los ojos cerrados y “la boca oscura”. El policía reiteró que su hija no respiraba. Posteriormente, comentó que en ese momento solo pensaba qué había pasado durante los últimos 15 minutos. El hombre dijo que se dio cuenta de que su mujer estaba llorando con su otro hijo en brazos. En ese momento, Miguel Castro decidió que iba a luchar para salvarle la vida a su pequeña.
Primero Miguel Castro comenzó a “echarle aire por la boca”, luego le hizo compresiones e insufló. En el tercer intento, Valeria reaccionó y su pecho ya se movía. La niña comenzó a parpadear y respiraba. Entre lágrimas, el agente dijo que lo primer que le dijo su hija cuando despertó fue: “Papi, mami”.
El progenitor todavía tiene pesadillas
El miembro de la institución armada explica que todavía tiene pesadillas tras el incidente en la piscina. Miguel Castro dijo que soñaba que no era capaz de llevar a cabo una maniobra de reanimación cardiopulmonar. En ese sentido, el policía dijo que no había hecho una RCP real y que nunca se hubiera imaginado que la primera iba a ser con su propia hija. Asimismo, sostuvo que su trabajo fue determinante a la hora de tomar una decisión para salvar la vida de su hija. El agente de la Policía Nacional reconoció que “el componente afectivo” lo podría haber dejado paralizado porque su hija era la afectada.